Lo bueno, lo malo y lo feo de Guerra de Vecinos de Netflix
Guerra de Vecinos de Netflix es una nueva serie que se estrenó este fin de semana, y a pocos días de su estreno, esta nueva comedia familiar se posicionó durante varios días como el contenido #1 entre los títulos más populares de esta plataforma de streaming OTT.
Así que, siendo un título tan popular seguramente es porque esta buena, ¿oh no?
Si aún no has visto Guerra de Vecinos de Netflix, hoy te decimos lo bueno, lo malo y lo feo de esta serie, para ver si te animas a ver este nuevo contenido.
Lo bueno de Guerra de Vecinos de Netflix
Cuenta con buenas actuaciones, como la de Christian Vazquez, quien nos recuerda un poco a su divertido personaje de Conan en la cinta Mirreyes contra Godínez; personajes como este le dan chispa a la serie y nos brindan, de repente ocurrencias divertidas.
Lo malo de Guerra de Vecinos de Netflix
Si bien, es claro que las comedias sobre la lucha de clases sociales, en las cuales se enfatizan y se satirizan las diferencias de cada una de ellas, no son para nada algo nuevo; de hecho, este tipo de títulos es bastante antiguo y hay muy buenas historias incluso latinas como Nosotros los Nobles o inclusive la serie de Netflix Madre solo hay dos, hablando de las últimas propuestas como Guerra de Likes o Locas por el cambio y en este caso, Guerra de Vecinos, son propuestas ya muy vistas que no proponen nada nuevo, explotando únicamente los estereotipos y clichés de los ricos y los pobres, pero no de una buena manera.
Lo feo de Guerra de Vecinos de Netflix
Los chistes de la serie, en su mayoría, no son para nada chistosos y muchas de las situaciones irreales que nos propone la historia con una interminable guerra, no de clases sociales sino de egos de las protagonistas, son tan absurdas por no decir exageradas, que, en vez de dar risa, dan pena.
En general, la serie Guerra de Vecinos de Netflix tenía potencial para ser una nueva versión cómica de la constante lucha social; sin embargo, la serie se quedó con las ganas y solo es, una constante e interminable exageración de los clichés sociales.