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El concepto actual de turismo —la idea de que viajar para adquirir experiencias inolvidables y para sentir felicidad, placer, etc.— es bastante reciente. Se estima que el turismo, los viajes, las atracciones y los centros de ocio van a ser un gran motor de la economía en un futuro no muy lejano; y esto ya se demuestra en regiones del planeta cuya principal actividad económica son los servicios que ofrecen para aprovechar las atracciones turísticas, ya sea naturales, artificiales o un conjunto de ambas.
Primeros tiempos
Se tiene registros de que en el antiguo Imperio Romano, los
altos funcionarios viajaban a sus lujosas mansiones en villas retiradas como
Nápoles y Pompeya. Asimismo, reyes y nobles viajaban a sus casas de campo y
castillos. Otro ejemplo más reciente de esto que se podría considerar es el
caso de las familias más ricas del Imperio Británico que viajaban a sus lujosas
instalaciones en las colonias inglesas alrededor del mundo. Hasta mediados del
siglo pasado, no existían los viajes por placer tal como ahora se realizan.
Viajar para conocer nuevas culturas, lugares asombrosos y por mero gusto era
algo exclusivo para las clases más privilegiadas.
Comienzo del turismo
moderno
Luego de la Segunda Guerra Mundial, hubo una gran ola de
inmigración. Los países de Europa habían quedado devastados y sus habitantes
buscaban una nueva oportunidad en América. A partir de entonces, la prosperidad
económica de estos inmigrantes les permitió buscar nuevas formas de generar
ingresos. Se decretaron nuevas leyes que instituyeron como un derecho las
vacaciones para los trabajadores. Se crearon muchos nuevos hoteles,
hospedajes, negocios de souvenirs, etc. Se empezó a explotar además
los centros turísticos de cada país, se popularizó ir a las playas en verano y,
en los países más ricos, se viajaba a lugares cálidos en las vacaciones de
invierno o se iba a esquiar. Se volvió tradición que toda la familia viajara
todos los veranos e hiciera las mismas actividades todos los años, pero este
modelo de consumo no duraría más de dos décadas.
Desarrollo de nuevos
productos turísticos
Los integrantes de la generación llamada baby boomers se
aburrieron de visitar siempre los mismos lugares que sus padres y quisieron probar
nuevas experiencias. A este factor se sumó que los autos eran cada vez más
rápidos; el transporte, más barato; y los viajes en avión, más seguros. La
gente comenzó a vacacionar en lugares cada vez más lejanos. Y, para canalizar
este flujo de turistas, surgieron algunas atracciones masivas. En países como
Estados Unidos, por ejemplo, se crearon parques de diversiones gigantes como
Disneyland o los estudios Universal, que atraían miles de personas al año. Se
revalorizó las atracciones naturales, como las montañas, los paisajes exóticos,
las cataratas, los parques ecológicos, entre otros. Un claro ejemplo de esta
revitalización de las atracciones turísticas es por ejemplo lo que se hizo en
Cancún, México, con el acondicionamiento de las playas, la instalación de
hoteles del más alto nivel y la creación de parques ecológicos como Xcaret, ubicado en la Riviera Maya.
La gente buscaba experiencias cada vez más diferentes,
exclusivas y emocionantes. Se sistematizó una clasificación estándar para la
calidad de los servicios que brindaba cada hotel, se popularizó actividades
como el salto en paracaídas, bungee jumping, parapente, sky, surf, etc. Y se
crearon muchas otras que, debido a su gran número y diversidad, sería difícil
enumerar.