El proceso de enamorarse
Ese maravilloso proceso sucede en un parpadeo, sin que te des cuente, sin que lo analices, sin que lo racionalices, sin que te preocupe o no; porque en el justo momento en el que te preguntas si estás enamorado o no, es porque ya lo estas sin chance a regresar, sin opción b, simplemente estas enculao/a, cómo dicen por ahí.
Algo que pasa sin pasar, algo que no puedes controlar o frenar, el proceso de enamorarse es algo que sucede, algo que te golpea muy fuerte un buen día cuando descubres que te falta el aliento, cuando tienes un ataque de suspiros y vives entre soliloquios continuos día tras día, entre el cielo y el infierno, entre un sueño y estar despierto, entre sentir y no sentir, mientras tu corazón puede pararse o latir con una intensidad incontrolable, solo por estar con esa persona que más que ser dueña de tu corazón, es dueña de tu mente, de tu cuerpo, de todo de forma integral. Bueno por lo menos eso es lo que describen las letras, sin describir del todo o de forma lógica como es el proceso de enamorarse.
Es bello, es lirico, es poético, es intangible, es maravilloso, es sublime, es estar enamorado con cada célula, llorando de alegría por ahí, riéndote del cielo, riéndote de ti, riéndote de los demás y pensando, todo el día pensando que es lo que tienes que hacer, para que todo ese sentimiento deje de ser una idea unilateral y se convierta en un sentimiento bilateral, de dos, sobre todo con esa persona que es causante de todo este delirio que muchos consideran peligroso; sin embargo solo es amor, ese sentimiento que muchos dicen que no existe, pero como pueden decirlo si hay tantos que lo sufren, que lo disfrutan y que lo viven.
Eso es parte del proceso de enamorarse y querer a alguien tanto, que asusta.
La vida no te da avisos cuando estas a punto de conocer a alguien muy importante, la vida no da advertencias o señales, simplemente pasa y ahí está esa persona diferente, especial y única que hará vibrar tu mundo de una manera increíble; y cuando eso pase, cuando estés en el proceso de enamorarte, no lo pienses dos veces, no reniegues del sentimiento, porque la vida pasa sin que te des cuenta y esas personas extraordinarias son como cometas fugaces, podemos aferrarnos a ella y ser felices por siempre o pensar en lo que es la vida, en las cosas que pasan, en los planes que tenemos, pero corremos el riesgo de perder a esa persona que nos derrite el alma.
Bien, uno puede renegar del proceso de enamorarse, y puede poner eso en pausa, pero cuando lo haces corres el riesgo de perder a una persona, que tal vez, solo tal vez todo terminará como siempre termina, terminando; pero que pasaría si esa persona fuera diferente y esa persona, fuera alguien que vale la pena arriesgarse.
Para algunos de nosotros el proceso de enamorarse es claro, sucede y somos conscientes de ello tanto, que podemos decir de forma clara y consciente lo que sentimos, sin miedos y tapujos; pero hay personas que experimentan el amor y este proceso de una forma diferente. Primero les ronda la idea en la cabeza, luego llega el momento en el que creen que lo saben, luego llega el momento en el que saben que saben pero no se atreven a decirlo, y finalmente llega el momento en el que saben que lo saben y ya no pueden callarlo.
Eso es lo que sentimos en el proceso de enamorarse, pero ¿qué es lo que pasa en nuestro cuerpo?, bueno todo comienza en nuestro cerebro, más precisamente en la corteza cerebral y eso se traduce en sentimientos y emociones que tienen respuesta en el sistema endocrino, primeramente, liberando todos esos químicos sanguíneos como dopamina y más, para hacernos sentir felices y obvio ese sentimiento de bienestar poco a poco se apodera de muchos sentidos y por supuesto otros órganos que nos hacen reaccionar y nos dominan.
El proceso de enamorarse es complejo, pero no por lo que sucede en nuestro cuerpo, sino por las emociones que se despiertan en nosotros.
El enamoramiento se produce también porque queremos ver en la persona elegida, lo que deseamos que fuera con vehemencia y no es. Enamorarse hace desinhibirse los deseos, teniendo sensaciones profundas, las percepciones están a flor de piel y las emociones que se contagian e irradian, nos superan, y provocan que hayan intercambios de ideas, de vivencias, de sentimientos, de secretos, de besos, de abrazos, de caricias, son como unos intercambios de fluidos orgánicos, y si lo analizas bien es como una simple egolatría. Produce un estado que lo envuelve todo en un halo de fascinación, de misterio, de deseo, y la objetividad sobre las cosas desaparece, y con ello provoca un intercambio de ilusiones y reflexiones, que conduce a dar la sensación de conocer a la persona de la que se está enamorada de todo la vida, ocasiona familiaridad donde no existía, se transforman los enamorados en confidentes que surgen con comprensión y vinculación mutua.
Enamorarse es la necesidad de querer ver en el otro lo que queremos ver, y al imaginar lo que vemos todo se vuelve atracción, como una necesidad de fundir nuestros deseos en la persona de la que estamos enamorados, nos terminamos enamorando de nosotros mismos. En la imaginación se encuentra gran parte del progreso, porque aquello que hay ahora, anteriormente estuvo imaginado por alguien. Tiene algo de narcisismo el enamoramiento, es un referente en el que reflejamos nuestras necesidades para evitar la soledad y que inventa espejos, en los que ver en el otro lo que creemos que somos. Es un engaño basado en la negar a los demás, en tal y como son. El narcisista cree que a nadie le pasa nada en el amor, hasta que no le pasa a él. Pero también buscar la lástima y la compasión de los demás para que nos quieran, es una forma encubierta de narcisismo.
Por lo que la obsesión de creer que el enamoramiento es amor, y transformar esa creencia en hábito, que con el devenir del tiempo, termina convirtiéndose en un apego malsano con una tendencia al desprecio y la indiferencia, que no hace más que provocar sufrimiento, algo que está en nuestra mente y no nos podemos liberar de ello. La costumbre nos encadena como unos grilletes fuertemente apretados, de modo que resulta difícil no sentir dolor cuando perdemos a una persona cuya presencia a nuestro lado la dábamos por supuesta, del mismo modo que sentimos dolor al perder cualquiera de nuestros hábitos, sean cuales fueran los motivos, porque toda pérdida o cualquier añadido nos obliga a una pesada gimnasia de ejercer nuevas costumbres, y es la repugnancia de una nueva situación e identificación, por el esfuerzo que nos requiere, lo que nos hace sentir un vivísimo pesar que nos hace confundirlo con los sentimientos, es como un dolor de tener que vernos con nosotros mismos de nuevo.
Enamorarse es como un terremoto que luego se apacigua al poco tiempo, supone casi siempre, subidas y bajadas como montañas rusas de entusiasmo y de ánimo, con muchas dudas sin resolver, con ilusiones desvanecidas, con esperanzas y decepciones, y con sueños no hechos realidad. Es una enorme incertidumbre. Y nadie quiere enamorarse de sí mismo, porque no se consigue nada, lo que se quiere es fusionarse con otra mitad distinta, que se echa de menos, que es especial y se hace imprescindible. Con motivo que cuando los hombres pagan por hacer el sexo, se sienten más sensibles al culminar su deseo. El amor pues, es lo que queda cuando la pasión del enamoramiento, si es que queda algo, se ha consumido totalmente.
Para enamorarse se precisa además de un conjunto de aptitudes, creencias, gustos, experiencias personales, y necesidades comunes, que den posibilidades de ello, y sobre todo una bioquímica adecuada que lo posibilite, es decir, que se requiere una predisposición inicial para el enamoramiento, como si ya lo estuvieras antes de conocer la persona correcta de la que te enamoras… Porque hay gente que no se enamora nunca a pesar de conocer a lo largo de su vida cientos de personas, e incluso hasta se casan sin llegar a estar enamorados.
Al estar enamorado es como si te debilitaras al ser feliz… la felicidad te hace mas vulnerable, te hace dudar porque tienes algo que perder. Si la felicidad que sientes al estar enamorado es tu enemiga, da igual ya es demasiado tarde porque ya has perdido, al no poderlo controlar.
ARTURO KORTAZAR AZPILIKUETA MARTIKORENA©