Reseña de la película Roman J. Israel, Esq.: Un hombre con principios – Roman J. Israel, Esq. (2017)
La película Roman J. Israel, Esq.: Un hombre con principios es un relato complejo que, al contrario de lo que sugiere su título, nos lleva a cuestionar la naturaleza de los ideales y los principios de sus protagonistas. Dirigida por Dan Gilroy, la historia se adentra en un mundo donde las circunstancias pueden transformar a la persona más idealista en alguien completamente diferente. La perspectiva de esta obra no es tanto sobre la superación personal como sobre las sombras que pueden surgir en los momentos de crisis.
La historia de un idealista en conflicto
El film sigue a Roman J. Israel, interpretado por el destacado Denzel Washington, un abogado con una carrera centrada en el trabajo detrás del escritorio, elaborando alegatos para su socio, a quien ha admirado toda su vida. La trama toma un giro dramático cuando su socio sufre un infarto, lo que lleva al cierre del bufete y pone a Roman en una situación precaria. A medida que navega por esta nueva realidad, Roman se siente atrapado entre lo que ha sido, lo que quiere ser y lo que la sociedad espera de él. Su encuentro con George Pierce (interpretado por Colin Farrell), un abogado pragmático, pone de relieve la tensión entre el idealismo y las presiones del mundo real.
Actuaciones que destacan en el drama
Denzel Washington ofrece una interpretación poderosa que captura la esencia de Roman: un personaje complejo, políticamente incorrecto, que desafía tanto a sus colegas como a los espectadores. Cuando Roman se encuentra en situaciones sociales difíciles, su naturaleza idealista a menudo choca con la cruda realidad, lo que conduce a tensiones que mantienen al espectador en vilo. Una escena clave ilustra esto de manera conmovedora, cuando Roman, en su busca por un nuevo trabajo, arruina su oportunidad debido a su comportamiento arrogante. El desasosiego y la vulnerabilidad que muestra en ese momento resuenan profundamente, haciendo que el público sienta una mezcla de frustración y empatía por él.
Con Colin Farrell como un abogado que revela la superficialidad de la profesión, la dinámica entre ambos personajes añade texto a la narrativa. Farrell complementa la actuación de Denzel, creando un contraste fascinante entre su pragmatismo y el idealismo de Roman.
Reflexiones sobre Roman J. Israel, Esq
Al finalizar la proyección de Roman J. Israel, Esq., uno puede quedar con sentimientos enfrentados. Si bien no se puede considerar una película inspiradora, sí invita a la reflexión sobre los principios que una persona sostiene y cómo estos pueden desmoronarse bajo presión. La película explora el dilema moral, presentando a Roman como un hombre que, a pesar de su formación y principios, se encuentra atrapado en un mundo donde la corrupción y la desesperación son predominantes.
Lo que destaca en esta narración es la representación de un idealismo que se consume cuando se enfrenta a la realidad. Roman, en su deseo de hacer lo correcto, se ve empujado por las circunstancias a tomar decisiones que lo corrompen. Esta lucha interna entre lo correcto e incorrecto, la ambición y la moralidad, resuena, especialmente en un contexto donde muchas personas se enfrentan a elecciones similares en su vida diaria.
Roman J. Israel, Esq. es, sin duda, una historia que, aunque no necesariamente empodera ni inspira, nos confronta con la complejidad de la condición humana. Su narrativa invita a los espectadores a cuestionar lo que se entiende por “principios”, resaltando que, a menudo, lo que creemos firmemente puede desvanecerse en un abrir y cerrar de ojos ante las inclemencias de la vida.