Reseña de la película El otro lado de la puerta

La película El otro lado de la puerta presenta una premisa que podría haber ofrecido una experiencia aterradora y cautivadora, pero que, desafortunadamente, termina siendo una decepción. Dirigida por Johannes Roberts, la cinta busca explorar los límites del amor materno y la desesperación a través de un enfoque de horror, pero pierde fuerza a medida que avanza su narrativa.

Un vistazo a la trama

En la película El otro lado de la puerta, seguimos a María, una madre afligida que se muda a la India con su familia y enfrenta la trágica pérdida de su hijo Oliver, quien muere en un accidente. Consumida por la culpa y la desesperación, considera el suicidio como una salida ante el dolor que siente. Piki, la niñera de la familia, le revela un antiguo templo donde se dice que se puede contactar a los muertos, dándole a María la oportunidad de despedirse de su hijo. Sin embargo, hay una advertencia crucial: no debe abrir una puerta en el templo.

El argumento parece prometedor, pero las decisiones irracionales de María rápidamente llevan la historia por un camino predecible y aburrido. La acción se torna repetitiva, ya que a pesar de las claras instrucciones, María decide abrir la puerta, desatando una serie de eventos desafortunados que convierten a su hijo en algo tenebroso. Esta falta de lógica en las decisiones de los personajes es uno de los mayores detractores de la película, ya que crea una desconexión con la audiencia que busca credibilidad en el horror.

Un guion sin fuerza

Uno de los problemas más evidentes en la película El otro lado de la puerta es su guion, que no logra construir una atmósfera adecuada de tensión y terror. Aunque intenta jugar con el miedo a lo desconocido, la narrativa es lenta y tediosa, con una falta de momentos que enganchen verdaderamente al espectador. Los sustos, que deberían ser el pilar del horror, se sienten forzados y se limitan a estruendos y apariciones repentinamente sorpresivas, lo que resulta más frustrante que aterrador.

Cuando finalmente ocurrieron algunos momentos que prometían generar suspenso, la película pierde su impacto poco después, arruinando cualquier posibilidad de realmente asustar. Esto puede deberse, en parte, a que las acciones de los personajes carecen de sentido común, lo que distrae al espectador de la supuesta amenaza sobrenatural.

Un reparto insípido

El elenco de la película El otro lado de la puerta no parece ayudar a la situación. Sarah Wayne Callies, conocida por su papel en “The Walking Dead”, vuelve a caer en un papel que no le favorece. Su interpretación como María se siente algo exagerada y poco auténtica, haciendo que no conecte con el espectador de manera efectiva. Por otro lado, los jóvenes actores que interpretan a los niños, como Sofia Rosinsky y Logan Creran, no logran transmitir la profundidad emocional que se esperaría en una historia de este calibre.

La caracterización de Piki, interpretada por Suchitra Pillai, tampoco logra destacar y se siente más como un recurso narrativo que como un personaje con sustancia. A pesar de tener potencial, la actuación de estos actores no logra hacer justicia a la rica cultura que se presenta en la película, frenando cualquier posibilidad de conexión profunda con la narrativa.

La película El otro lado de la puerta evidencia problemas de dirección y elección de cast que, en última instancia, hacen que la experiencia se sienta vacía.

A pesar de que el concepto de explorar el luto y el insufrible amor de una madre es atractivo, la ejecución no logra dar en el clavo. Al final, se siente como un intento fallido de dar un giro cultural a un tema que ya se ha tratado en otras obras de horror, como “Cementerio Maldito”, que aunque no es una obra maestra, sí maneja estos elementos de manera más efectiva.

Esta película que prometía explorar el dolor y la conexión con lo sobrenatural se convierte en un desperdicio de oportunidades, dejando al espectador con una sensación de insatisfacción y frustración. La experiencia de ver El otro lado de la puerta puede dejarte cuestionando qué hubiera pasado si se hubiese mantenido la lógica y profundidad en la trama.