Me cagan los demás, pero los necesito
¿Alguna vez te has sentido así? Esa sensación ambivalente de necesitar a la gente, pero al mismo tiempo sentir un profundo fastidio por sus actitudes, sus dramas, sus… ¡todo! No te preocupes, es más común de lo que crees. Como diría mi abuela, “ni contigo, ni sin ti”.
La paradoja humana: ser social, pero con tendencia al desagrado
Los humanos somos seres sociales por naturaleza. Desde tiempos ancestrales, la vida en comunidad ha sido clave para nuestra supervivencia, es un hecho, necesitábamos de otros, antes para cazar, construir, cultivar y protegernos; pero, a pesar de esta necesidad inherente, también somos capaces de sentir un intenso desagrado por nuestros semejantes, ¿la razón? Bueno, ahí entran en juego varios factores.
- Egoísmo: Seamos honestos, el egoísmo es una característica bastante común en toda la especie humana. Solo nos preocupa nuestro bienestar y nuestros intereses, y a veces eso nos lleva a pasar por encima de los demás. Ver este egoísmo reflejado en otros puede resultar bastante irritante.
- Diferencias: Cada persona es un mundo, con sus propias ideas, valores y formas de ver la vida. Estas diferencias, aunque enriquecedoras, también pueden generar conflictos y fricciones. No siempre es fácil lidiar con personas que piensan y actúan de manera diferente a nosotros.
- Drama: Algunas personas parecen vivir en una telenovela constante, rodeadas de problemas y conflictos. Estar cerca de ellas puede resultar agotador y fastidioso.
- Envidia: La envidia es un sentimiento humano muy común. Nos molesta ver que otros tienen lo que nosotros deseamos, ya sea éxito, dinero, una relación, etc. Esta envidia puede generar resentimiento y, por ende, desagrado hacia los demás.
Profundizando un poco más en ese sentimiento de “me cagan los demás,” hay que reconocer que muchas veces lo que nos molesta de otros es un reflejo de lo que no nos gusta de nosotros mismos. Ver a alguien actuando de manera egoísta, por ejemplo, puede resonar con nuestras propias tendencias egoístas, generando una incomodidad que proyectamos hacia esa persona. También influye la idealización: esperamos que los demás se comporten de cierta manera, y cuando no cumplen con nuestras expectativas, nos sentimos defraudados y enojados.
Además, la sobreexposición constante a las vidas de otros a través de redes sociales puede exacerbar este sentimiento. Vemos versiones “perfectas” de la realidad, lo que alimenta la comparación y la envidia. Nos bombardean con opiniones y actitudes que chocan con las nuestras, generando frustración y la sensación de que “todo el mundo está mal menos yo.” Esta combinación de factores puede intensificar ese sentimiento de fastidio hacia “los demás,” incluso cuando reconocemos que también los necesitamos.
Pero, ¿por qué necesitamos a los demás?
A pesar de todo lo anterior, la verdad es que necesitamos a los demás. No podemos vivir aislados del mundo.
- Apoyo emocional: Todos necesitamos a alguien que nos escuche, nos apoye y nos brinde consuelo en momentos difíciles.
- Ayuda práctica: Necesitamos a otros para realizar tareas que no podemos hacer solos, ya sea pedir un consejo, un favor o recibir ayuda profesional.
- Desarrollo personal: Interactuar con otros nos ayuda a crecer y a aprender. Nos permite ver el mundo desde diferentes perspectivas y cuestionar nuestras propias ideas.
- Sentido de pertenencia: Ser parte de un grupo o comunidad nos brinda un sentido de pertenencia y nos hace sentir que no estamos solos en el mundo.
Por eso llegó a la conclusión de que me cagan los demás, pero los necesito. Es una verdad incómoda, pero real. Como diría Chavela Vargas, “Uno vuelve siempre a los viejos sitios donde amó la vida”. No podemos escapar de nuestra necesidad de conectar con otros, a pesar de lo mucho que a veces nos irriten. Aprender a lidiar con esta dualidad es parte de ser humano.


