Hablar con una foto

¿Alguna vez te has descubierto hablando con una fotografía?, yo hace un par de meses, era lo único que hacía, de forma tan insistente y tan extraña, que incluso deje de hablar sola en voz alta, para concentrar todas mis conversaciones, mis ideas, mis diálogos, mis debates internos, con alguien, alguien que ya no estaba en mi vida, y no porque haya muerto, a veces simplemente las personas que uno conoce y se hacen importantes en la vida, no perduran en ella el tiempo que hubieras deseado.

Hablar con una foto
Supongo que a veces quedan charlas pendientes sobre todo y sobre nada, peleas inconclusas o ideas que te gustaría conversas con alguien, alguien que en la actualidad solo está en tu vida en formato fotografía. Entonces sucede un fenómeno bien extraño, pero común, comenzamos a hablar con esa fotografía, como si fuera el sustituto perfecto de esa persona que se fue. A veces para reclamarle su ausencia, otras tantas para platicar sobre el día a día o preguntarle a esa imagen de forma insistente, ¿cómo estás?, ¿cómo te va?, ¿estás bien?

Sabes, cuando una persona pierde a alguien que quiso mucho porque falleció, es normal para todos entender eso, entender que no se quiera despedir, entender que esa ausencia duele, es fácil entender a una persona que platica con una fotografía; pero cuando esa imagen con la que hablas, es la imagen de un viejo amigo, de un gran amor que se perdió, eso es una locura, es incluso mucho peor que hablar solo.

Descubrir a alguien, o descubrirte a ti, dialogando con una foto, una que siempre te sonríe y nunca te responde, es la peor de las locuras. Sin embargo, para la persona que tiene ese dialogo, esas fotografías platicadoras, esas imágenes pueden decir mucho, incluso mucho más que la persona de carne y hueso.

Y así pase un tiempo oscuro de mi vida, platicando con alguien que ya no estaba en mi vida, sin embargo de forma recurrente me encontraba escuchando sus mensajes de voz y mirando sus fotografías para hablar con esa persona, platicas interminables, platicas extrañas, platicas que cuando me daba cuenta de forma objetiva que estaba teniendo, me hacían sentirme en algunas ocasiones ridícula, en otras me sentía tonta y en algunas me enojaba, por platicar con una fotografía.

Así que como respuesta lógica a mis comportamientos ilógicos, lo que hice fue borrar todas esas fotografías con las cuales yo platicaba sobre mi día, mis quejas, mis tristezas o mis sueños. Esas fotos que me sonreían amablemente y me escuchaban e incluso hasta me respondían dulcemente; cuando era consciente de lo que sucedía, no podía entender lo que hacía, me preguntaba si sufría yo de alguna disfunción mental por hablar con retratos. Cuando era consciente de aquellas conversaciones, solo podía reírme hasta que me decidí a borrar todas esas imágenes.

Pero yo seguía hablando con las fotos de esa persona, esa persona que se había ido, pero ya no era con sus fotos, no, era con el contacto que tenía en el celular, yo platicaba con la fotografía de perfil de esa persona en whatsapp, preguntándole siempre con gran insistencia si me extrañaba tanto como yo a él, pero nunca respondía, al igual que cuando estaba en persona.

Fue entonces que me decidí por mi propio bien mental, borrar sus 3 teléfonos celulares de mis agendas, su email y todo aquello con lo que yo pudiera platicar; pero no importaba cuantas cosas yo borrará, siempre terminaba encontrando algo con lo cual podía platicar yo con él, su perfil de LinkedIn, las revistas en las cuales trabajo, las cosas que él hizo, todo aquello que sabía a él o tenía rastros de su personalidad, eran una buena excusa para platicar, para preguntarle como estaba, que hacía y que nuevas cosas tenía que contarme.

Extrañamente a veces es más fácil decirle adiós a las personas que se van de este plano, a las que se quedan y no quieren saber de nosotros; extrañamente uno puede pasar mucho tiempo recordando y queriendo a alguien tanto, que incluso te puedes poner a platicar con una foto.

Eso no te hace loco, eso no es que este mal o esté bien; pero aferrarte al pasado, tratar de recordar a alguien que ya no está en tu vida, y hacer que permanezca en ella, como si aún estuviera ahí, es la cosa más peligrosa del mundo. Porque no te deja avanzar, porque no te deja seguir adelante para encontrar a alguien que si este física y realmente contigo para platicar.

Conversar con recuerdos no es malo, pero si muy peligroso; lo sé porque lo experimente y mi consejo para todas aquellas personas que sigan hablando con una foto de celular o dialoguen con un perfil de una red social, déjenme decirles que ese es el camino a la dimensión desconocido.
Así que cuando te descubras hablando con la foto de un viejo amor o hasta un amigo que se fue, cuando hagas eso, mejor busca a alguien real, a alguien que este contigo para platicar.

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