Así camino yo: cagado
La vida es una pasarela cómica, y yo, sin duda, estoy en un espectáculo de variedades cada vez que decido dar un paso. Algunos dirían que camino como Goofy, y sí, es una descripción que me agrada. Desde que era joven, he trabajado en la especialidad de “caminar a mi manera”, un arte que no todos dominan. Acompáñame en este divertido recorrido sobre cómo he convertido mis paseos en verdaderas actuaciones humorísticas.
Cada día, al salir de casa, el mundo se convierte en mi escenario. Mi primer paso es casi un calentamiento. A veces, la rutina es tan aburrida que una buena zancada inesperada le da un poco de sabor a la vida. Es como si tuviera un chiste ensayado para cada momento. En la fila del supermercado, ¿por qué no agregar un giro gracioso al caminar en círculos? Al final, todos nos reímos. Es maravilloso notar que no estoy sola en esto; somos un buen número de personas que hemos aprendido los secretos de las travesuras en la caminata.
Un arte que trasciende generaciones
No soy la única que ha perfeccionado este arte. Muchas amigas, y hasta conocidos, comparten mi peculiar forma de caminar. Hay quienes lo hacen de manera intencional, mientras que otros, como yo, no se dan cuenta de que son la estrella de su propia comedia. He visto a mis compañeras de vida, en una reunión, levantando la pierna de forma exagerada al ir a la mesa de comida. Es lo que yo llamo “la coreografía de las botanas”.
De hecho, he conocido a muchos que caminan como si tuvieran un chiquero de gatos bajo los pies. Cada paso es un intento por no caer e, incluso, por no dejar caer la bolsa de botanas. El arte de caminar se vuelve entonces un ejercicio divertido en el que no solo participo yo sino también las personas que me rodean. Por ahí hay una amiga que, en un evento, no solo caminó, sino que decidió hacer una especie de “paso de baile” mientras se dirigía al escenario. ¡Eso sí es llevar “Así camino yo” al siguiente nivel!
Hay días en los que el simple hecho de caminar se convierte en un desafío emocional. Recordemos que no hay paso en la vida sin un toque de humor. Cuando me tropiezo o mis zapatos deciden no cooperar, prefiero reírme de la situación. De hecho, esa caída inesperada puede ser la oportunidad perfecta para mostrar mi talento innato para convertir la torpeza en un espectáculo para la risa. Ahí, el arte de caminar se transforma en un poderoso mecanismo de unión. Todos terminamos riendo, y al final del día, eso es lo que más importa.
La risa como forma de vida
La vida se nos presenta a veces como un camino lleno de baches. Sin embargo, el secreto está en cómo decidimos enfrentarlo. Al caminar, no solo me aseguro de no caer, sino que también busco momentos para compartir sonrisas y alegría. Por eso, cuando salgo a caminar, nunca estoy sola. Atraigo a otros con mi energía contagiosa y estilo propio. Nos encontramos en esta “pasarela cómica” y brindamos un espectáculo sin quererlo, pero lo disfrutamos.
Cualquiera que lo intente, puede ver que la vida es mejor cuando se aborda con una buena dosis de humor. Un paso a la vez, con una sonrisa en el rostro, y esa pequeña chispa de locura que todos llevamos dentro. Así camino yo, y te invito a unir tus pasos a este divertido arte de caminar. Después de todo, en esta pasarela que es la vida, ¡hay que disfrutar cada momento y llenarlo de risas!
Sin duda, el arte de caminar a mi estilo se ha convertido en un viaje de aprendizaje, donde cada encuentro y cada curva son oportunidades para reír y compartir. Así es como nos unimos en esta gran comedia llamada vida, y lo más importante es recordar que cada paso cuenta, ¡y que siempre podemos hacerlo más divertido!
Hahahahaha no manches! En serio.caminas así?
Te vero con otros ojos mi goofy jaja ntc el glamour ante todo
jajajajajaja