Entrevistas y Reportajes

Entrevista con James Marsden por su papel en Westworld

Si eres fan de la serie, como yo, te recomiendo esta entrevista y obvio que la vuelvas a sintonizar en HBO Go

Sin revelar nada –algo que es especialmente difícil en esta serie–, ¿qué puede contarnos sobre su personaje, Teddy, y su historia?

JM: No puedo contar cuestiones específicas de la historia porque no quiero hacer spoiler de nada a nadie, pero voy a decir –y eso no es para confundir a las personas ni dar pistas falsas– que cuando crees que sabes qué pasa, no pasa eso.

No se puede hablar en términos absolutos en esta serie, porque hay muchas pequeñas sorpresas y transgresiones a lo largo del camino, pero cuando al final, en el octavo, noveno, décimo capítulo, cuando juntes las piezas del rompecabezas, entenderás, puedes creerme. La serie comienza a fuego lento y después hierve.

Noté que ustedes no sabían qué rumbo tomaba la historia hasta llegar a cada etapa…

JM: Sí, no recibimos los diez guiones de una vez. Recibimos cada guión más o menos una semana antes de comenzar a filmar.

Fue mucho por el proyecto –mantener al elenco un poco fuera del equilibrio implicaba que llegáramos a grabar solo con lo que sabíamos por el guión hasta ahí, no lo que vendría después.

La cuestión no era que tuvieran miedo que fuéramos a filtrar información, simplemente creían que no saber era mejor para nuestras interpretaciones.

¿Todos trataban de descubrir qué iba a suceder?

JM: Algunas personas estaban especulando locamente –Evan (Rachel Wood) siempre intentaba descubrir algo. Yo era lo opuesto. Estaba completamente rendido a la idea de no tener ni una pista. Jugaba con ella porque alrededor del quinto, sexto episodio creyó que lo había descubierto. Le dije: Eres muy pretenciosa, crees que entendiste todo y es exactamente eso lo que Jonathan (Nolan) quiere. Cuando crees que lo descubriste, ellos tiran de la alfombra, pero ella estuvo en lo correcto respecto a la mayor parte de las cosas. Por el sexto capítulo, sus especulaciones estaban prácticamente correctas. Cuando recibí los últimos capítulos, vi que no estaba equivocada, realmente había dado en el clavo.

En los dos primeros capítulos, Evan y usted hicieron muchas escenas juntos. ¿Eso sigue durante la temporada?

JM: Sí, sigue. Nuestras historias están entrelazadas. Mi personaje, Teddy, no quiere zambullirse en la decadencia de la ciudad. Ve en esa mujer todo lo que quiere en la vida. Tiene un pasado relativamente oscuro que intenta dejar atrás –y que será revelado a lo largo de la serie– y ella es un faro para él, representa la pureza, la inocencia y la bondad, cualidades que él quiere traer a la luz en sí mismo.

Pero es muy bueno con un arma –es mortal cuando necesita serlo–, y todo eso es divertido también: montar a caballo y participar en el tiroteo.

Es una experiencia muy humana, muy existencial que todos están viviendo: seres humanos, anfitriones, invitados, todos. Es una gran discusión sobre quién quieres ser, qué tipo de vida quieres tener.

¿Cómo describiría el parque temático Westworld?

JM: Lo que me parece interesante en Westworld como telón de fondo es que eres transportado de vuelta al Viejo Oeste, donde no hay leyes ni consecuencias.

Eso plantea la cuestión de en quién te conviertes en un ambiente así. Cuando las personas preguntan: “¿te gustaría ir a la vida real?”, digo: me gustaría estar –o tal vez no– con mis amigos y mi familia, para ver quiénes son realmente. Porque ese ambiente realmente revela su verdadera personalidad. Westworld hace esa pregunta sobre quién eres cuando no hay nadie mirando.

Aunque obviamente sea imposible reproducir Westworld en el mundo real, ¿de cierta forma es como Las Vegas?

JM: Sí. Diría que la única diferencia sería que hasta cierto punto existen parámetros, existen leyes, repercusiones si vas demasiado lejos.

Pero sin duda es similar. Westworld es Las Vegas sin ningún tipo de presencia de la policía, ni del gobierno o de la ley, no hay consecuencias de ninguna naturaleza para los actos.

Te sumerges en esa experiencia sin ningún tipo de restricción social. Y como todo es presentado de modo colorido, seductor, atractivo, eres alentado a ser oscuro.

Lo que es muy interesante en la serie es que ves los aspectos viles y feos de algunos seres humanos y comienzas a preguntarte: ¿somos genuinamente empáticos o aparentamos serlo? Esas criaturas con inteligencia artificial son las únicas virtuosas, empáticas. O sea, algunos están programados para ser malos, pero básicamente son los únicos con más de un código moral que nosotros, aparentemente la raza más inteligente, avanzada y civilizada en la tierra.

¿Dirías que Westworld combina dos géneros –western y ciencia ficción–, que son ambos sobre el miedo a cambiar, el miedo al progreso, la incomodidad que surge cuando el mundo cambia, pero representados de maneras diferentes?

JM: Es verdad, son dos versiones diferentes de la sobrevivencia. Creo que eso se encaja, es la pieza central de la filosofía por detrás de la serie.

También me encanta el contraste visual entre la apariencia estéril moderna y el estilo sucio y descarnado del pasado.

Cuando vemos series como Game of Thrones y Deadwood, o volvemos en el tiempo, podemos explorar nuestras necesidades y nuestros deseos primitivos.

Ahora es mucho más complejo, pero en la esencia, en el centro de todo eso, todavía estamos intentando vivir unos con otros, intentamos hacer que las cosas avancen de un modo positivo.

¿Qué tan cerca crees que estamos de tener una Inteligencia artificial que permita que las máquinas piensen?

JM: Creo que las chances reales de que eso suceda no están muy distantes en el horizonte. Y eso plantea todos los debates y cuestiones sobre la ética que la inteligencia artificial involucra.

Una de mis líneas favoritas de “Jurassic Park” es cuando Jeff Goldblum dice: “Sus científicos pasaron mucho tiempo intentando descubrir qué podían (hacer) o no, y nunca se detuvieron a pensar si debían”.

Vivimos en una época así: Ah, pon eso ahí. Vende la próxima computadora, celular u otra cosa. Después lo actualizamos. No nos detenemos a pensar si eso es bueno para nosotros o no.

¿Cómo es su relación con la tecnología?

JM: Creo que internet y la tecnología digital fueron realmente catalizadoras de muchas cosas buenas, y de muchas cosas realmente horribles.

El hecho de poder transferir información por medio de códigos de ceros y unos destruyó matrimonios, destruyó lazos entre países.
Puedo tomar mi celular ahora y comprar un par de zapatos en Amazon y estará en mi casa mañana, lo que es fantástico. Puedo escribirle a alguien con quien no puedo hablar. Todo eso todavía es muy nuevo, aún no sabemos qué está haciendo con las personas.

No estoy contra el progreso, pero creo que en los últimos años ha sido todo muy acelerado, y lo que debe venir junto con eso es responsabilidad y parámetros. E inteligencia para usar las restricciones, o para dirigirlas de alguna forma, para equilibrar eso.

¿Cree que estamos cambiando como especie por culpa de la tecnología?

JM: Sin duda, el 100%. Nuestra conducta está cambiando, la manera como reaccionamos unos con otros. Si te fijas en la cantidad de tiempo que pasamos haciendo eso –escribiendo en un teléfono– en comparación con el tiempo que pasamos haciendo otras cosas…

¿Eso lo asusta?

JM: Entiendo por qué hay gente a la que le gustaría volver en el tiempo. Nunca me sentí tan viejo en mi vida.

El abismo de generaciones siempre existe –tengo un hijo de 15 años y le digo exactamente lo que mis padres me decían sobre la música que escuchaba, que eso no es música. Pero la distancia ahora está aumentando tan rápido que me siento muy atrás, fuera de contacto.

Esta tecnología es una locura: acceso a teléfonos con la huella digital, coches movidos a electricidad, cuyas baterías son controlada por este botón de mi celular. Ya no hay trabajos manuales… y solo quiero tomar las riendas y decir: ¡Arre!

Yes

Bloguera de hueso colorado desde el 2008. Porqué siempre hay algo que decir yes@elblogdeyes.com