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Cuando te niegas a stalkear: ¡Yo no entro al Facebook de nadie!

En la era de las redes sociales, es casi inevitable enfrentarse a la incesante tentación de stalkear a alguien. Desde ver qué hace tu ex hasta investigar a ese nuevo amigo que hace reír en las fiestas, el instinto de hurgar en los perfiles ajenos está presente. Pero, ¿qué pasa si decides que no quieres caer en esa trampa? Aquí exploramos la vida de quienes dicen: “Yo no entro al Facebook de nadie”, y todo lo que conlleva esa noble (aunque a veces difícil) elección.

La decisión de no stalkear: un acto de valentía

Decidir no adherirte al arte del stalking es un acto de valentía digna de un héroe. Te conviertes en un guerrero de la privacidad, en un mundo lleno de curiosidades. Mientras tus amigos despliegan sus habilidades de investigación con solo un leve deslizamiento de dedo, tú mantienes tu moralidad intacta, caminando por la vida como un digno caballero de la ética digital.

Las excusas más creativas para evitar el stalking

Cuando te niegas a stalkear, pronto te convertirás en un experto en inventar excusas creativas. Aquí hay algunas de las mejores:

  • “Estoy demasiado ocupado investigando la teoría de cuerdas para entrar en el Facebook de alguien.”
  • “Si realmente quisieran que supiera de sus vidas, me lo dirían en persona.”
  • “Me estoy quedando sin datos, y necesito reservarlos para cosas importantes, como memes.”

La mirada incrédula de los amigos

Tus amigos, esos intrépidos stalkers que no dejan piedra sin remover, probablemente te miren como si fueras un alienígena del planeta Marte. “¿En serio no sabes qué fulano subió fotos de sus vacaciones y se vio increíble?” Y tú, con una sonrisa enigmática, afirmas: “No, y tampoco tengo intenciones de descubrirlo.”

Las consecuencias de no stalkear

Pero, claro, negar el stalking tiene sus desventajas. Cuando te reúnes con tus amigos después de un tiempo, serás la única persona fuera del juego:

  • “¿Sabías que Juan se mudó a la playa?”
  • “Nope.”
  • “¡Es increíble! Subió un video surfando.”
  • “Oh, claro. ¿Y cómo era eso de ‘no entrar al Facebook de nadie’?”

El arte de la conversación espontánea

El no stalkear te obliga a ser creativo en tus conversaciones. Como no tienes idea de la última hazaña de alguien, al conectar con ellos tendrás que hacer preguntas genuinas. “¿Y eso de que te fuiste a Escocia? ¡Cuéntame más!” Puede que te conviertas en el mejor entrevistador que el mundo haya visto, ¡todo porque elegiste no deslizartes por las redes!

Lo que se pierde al evitar el stalking

Sin embargo, hay un precio por tu noble decisión. No tienes acceso a los últimos chismes, y cuando alguien menciona la última gran ruptura que ocurrió “por Facebook”, te sentirás como un pequeño pez fuera del agua. “¿Qué? ¿No entré a la fiesta y se fueron todos a la playa?!”

La magia de conocer a alguien realmente

La mejor parte de no stalkear es que te permite conocer a las personas tal como son. Al no tener preconcebidos de lo que publicaron, cada interacción es una nueva aventura. ¿Quién necesita la investigación previa cuando el potencial de la amistad está justo en frente de ti?

Al final del día, tomar la decisión de “yo no entro al Facebook de nadie” es una declaración de tus principios en una era de exposición y exposición. Eres el héroe del derecho a la privacidad, enfrentándote valientemente a la tentación de buscar respuestas a través de la pantalla. Así que sigue firme en tu elección, y recuerda que lo que realmente importa es construir relaciones genuinas en el mundo real.

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Bloguera de hueso colorado desde el 2008. Porqué siempre hay algo que decir yes@elblogdeyes.com

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