Y sin embargo se mueve…

Se podría decir que sí, la retórica es mi arma más letal. Pero en este caso no fue un discurso o parte de una más de mis apologías, a decir verdad, solo la estoy retomando esta profunda frase de Galileo Galilei que hoy retumban en mi cabeza como fuertes ecos que no descansan; bueno en realidad hace un par de semanas en mi cabeza, esas palabras se oían con gran estruendo y fuerza, hoy solo son eso, ecos.

Todos ya conocemos la historia y el juicio al que fue sometido este filósofo, astrónomo, matemático y físico italiano, cuando afirmaba una gran verdad que en ese momento el mundo no estaba preparado para escuchar. Y seguramente así te ha pasado a ti, cuando dices algo que los demás simplemente no quieren escuchar, entender o comprender y ante sus ojos son ideas ignorantes o incivilizadas simplemente son herejías, y aquella mente que las articule merece excomunión y todo tipo de castigos crueles hasta que esa persona se retracte.

Y no estamos hablando del oscurantismo, o la etapa de la Santa Inquisición en donde todo aquel que pensara diferente estaba destinado a ser exiliado en el menor de los casos, durante la historia de la humanidad, todas aquellas personas que se han dedicado a pensar diferente han sido exiliadas, excomulgadadas, encerradas, castigadas, y demás ADAS.

Es algo común que cuando estas procesando una idea diferente, revolucionaria y que va contra todos los paradigmas establecidos, las personas que siguen los protocolos y custodian estas costumbres, harían lo que fuera para hacer que el status quo de las cosas no se modifique nunca.

Pero ¿es malo pensar diferente?, no lo creo, es malo permitir que las cosas sigan igual y creo que yo y muchas personas nos enfrentaríamos a lo que sea para defender no una idea, sino un ideal, y si en el mayor de los casos te mandan a juicio y te das cuenta que sirves más al ideal vivo que muerto, claro, metafóricamente hablando, afirmaras lo que los otros quieren que digas, pero repetirás eternamente en tu cabeza o tal vez en voz baja “y sin embargo se mueve” porque nadie en este mundo podrá hacer que pienses diferente, tal vez te coercionen a decir otra cosa pero nunca jamás doblegaran tu alma o tu espíritu y cuando lo hagas significaras que estas muerto.

Eso es lo que me hacía eco en la cabeza: pueden hacerte lo que sea, pero una sola de tus ideas nunca se modificará, al contrario, se reafirmará. De esas veces que terminas murmurando “seguiré pensando lo mismo” aunque el mundo entero me agarre a palazos.