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Viajes escolares

Clásico, tu mamá te ponía torta de atún, te llevabas una coca de 1.5 litros para que te aguantara todo el viaje y no te ponía ni vaso, es más ni cubiertos o servilletas traías; porque tu mamá pensaba que ya eras lo suficientemente responsable y grande para ponerte tú tus cosas a la edad de 26, pero no, así que terminabas tomando directo de la botella como un borracho, aunque fueras mujer perdiendo todo el glamour, limpiándote la boca y las manos con tu ropa y comiendo con las manos, al mero estilo survivor. Típico de los viajes en la primaria, secundaria, prepa y universidad, aunque hay que reconocer que sin la ayuda de nuestra mamá somos ciertamente muy inútiles y olvidamos todo lo necesario para sobrevivir en otro estado de la República Mexicana.

Pero eso de las excursiones cobra todo un nuevo nivel, cuando eres chamaco son súper divertidos, te llenan de emoción y te la vives esperando a que lleguen contando días, horas, minutos y segundos. De hecho también tus padres, la cosa de deshacerte de ti por unas horas o hasta un fin de semana suena súper divertido para ti y para ellos, o sea para todos, mmmmm, bueno menos para los maestros. Aunque piénsalo bien un poco y eso de ser niñera de un montón de babositos adolescentes y andarles cuidando las hormonas, que no se maten entre ellos y que regresen intactos suena una tarea imposible y muy complicada.

Estas excursiones eran simplemente inolvidables y las esperabas con ansias, aunque fueras un mega ñoño como yo, sin importar el grupo social al cual pertenecieras en la escuela, los cools, los populares, los rebeldes, los que nadie quiere, los ñoños, los geeks o lo que sea, todos esperábamos muy ansiosos esas salidas escolares para hacer de todo, menos aprender. No importaba que fuera una actividad meramente académica o lúdica, naaaaaaaaaa, ya sea que la escuela organizará una ida a un balnearo, a acampar, a pasear o a estudiar en otro lugar, salir con tus amigos, todos juntos era algo que le daba sentido eso de ir a la escuela.

La única vez en tu vida escolar que estas esperando con emoción y alegría que llegue ese día, te paras temprano sin necesidad que el despertador suene dos horas, te bañas, te arreglas y tú eres el que apura a tus papás, si es que te llevan, para irte a la escuela. De esos días que la cita es a las 5:00 am y a ti te vale lo temprano, es más llegas hasta puntual 5:15, para encontrarte con todos tus amigos en plan “ropa civil” y buscar la mejor ubicación en el autobús. En ese punto los maestros están en control, organizados y hasta en su rostro se ve una cara de ingenua felicidad, coordinándolos a todos para subir al autobús, formados, pasando lista e indicándoles que tomen asiento en el camión.

Se han fijado que hay zonas, en el camión, entre más adelante te sientes menor importancia tienes en la cadena alimenticia, digo, rango social. Siendo hasta tras la zona VIP, la zona trend en la que todos quieren estar y por más que quieras infiltrarte no puedes, yo normalmente iba en medio, a quien engaño me sentaba atrás del conductor a ñoñear con mis amigas que también solían ñoñear.

Y una vez arrancaba el autobús, un minuto de andar y eso parecía una jungla, todos gritando, riendo, aventándose cosas, insultando gente que camina por la calle, los maestras saltándoles las venas de la cabeza, gritando que se callaran, comida volando, no sé porque pero todas tus provisiones para ese día de agua, comida, sopas maruchan, tortas de atún, papitas, se acaban inmediatamente empezado el viaje, dejándote únicamente con un paquete de chicles que cuidabas ferozmente, ya que no sabías cuanto te duraría tu única fuente de alimentos.

No sé porque pero siempre que pienso en mis viajes escolares recuerdo para comer atún, guacala, en sándwich, en torta o en un vil contenedor de plástico, a mí ni me gustaba el atún, pero siempre traía eso para comer, lo irónico es que ahora muy regularmente como ensaladas de atún o se me hace súper rico comerme un sándwich, como cambian las personas.

Ya estando en el paseo, ni aprendías nada terminabas peleándote con todos y escondiéndote te las personas, ay perdón esa era yo y los demás se divertían y se fajaban por otros lados, yo iba netamente a aprender.

Pero sabes que, esta experiencia de los viajes escolares merece un podcast, así que escúchalo completo esta noche.

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