Ver las cosas con la dura luz de la realidad
Creo que Daria tenía tanta razón, no sé trata de negatividad o pesimismo, sino ver las cosas como en verdad son, para actuar y reaccionar a las cosas como son.
Muchas personas que me llegan a conocer dicen que soy una especie de Daria moderna, porque a veces soy muy cínica, muy realista y según dicen no me dejo llevar por el entusiasmo de la vida; además, pinche gente, no más porque tengo lentes y me peino de raya en medio, ya por eso soy la versión moderna de Daria, mmmmmm, no lo creo. Pero realmente no me ofende ese apodo, simplemente no lo creo correcto, pero esa es otra historia, una que tiene cierta relevancia con este asunto.
Y es que resulta, que cuando ves las cosas desde una perspectiva real, resulta que cuando haces eso eres un pesimista, una persona negativa que debería evitarse; bien, puede ser que para algunas personas esa sea una forma para ser feliz en la vida, evitar a todas esas personas objetivas que ponen a la mesa de análisis la realidad de la vida, la realidad de las circunstancias y entender las cosas por como suceden. No se trata de ser negativos o pesimistas, pero si se trata de ser realistas y ver las cosas como son, ver las cosas con la dura luz de la realidad, porque nos guste o no, este mundo es muy real, muy cruel, muy duro y muy difícil.
El no querer mirar ese sufrimiento, esa realidad y esa crudeza, solo permite que todo eso que está mal siga sucediendo, porque pretendiendo que no pasa nada, es como dejamos que las cosas y el cauce negativo de esa realidad, sigue predominando nuestra vida. Acaso la estrategia es imaginar que eso no pasa, cerrar los ojos a la realidad y pretender que todo está bien, ¿esa es la estrategia que siguen todos?
Pues bien, yo nunca he podido hacer eso, yo nunca he podido imaginar que las cosas son diferentes, nunca he podido cerrar los ojos a REAL realidad que nos pasan, que me pasan a mí y a la que estoy expuesta, eso no me hace negativa, eso solo me hace objetiva y capaz de ver las cosas con la dura luz de la realidad; pero el chiste de ser consciente de esa realidad es hacer algo para cambiarla y no quedarse parado frente la impotencia de la inevitabilidad.
Siempre se me ha criticado y mucho, por ver las cosas de manera muy real, por ver las cosas como son, por entender que a veces hay más cosas malas que buenas; y más cuando era pequeña, era yo como una especie de alien de este planeta, una persona non grata que se debía evitar siempre, porque yo era capaz de ver las cosas como eran, mientras que con un poco de imaginación y mucho de hacerse de la vista gorda, grandes y chicos obviaban la realidad de las cosas, esas cosas que estaban mal, para pretender que todo era feliz y estaba bien.
Supongo que esa forma de ver al mundo, ver las cosas con la dura luz de la realidad, es un gen extraño que me heredo mi papá; para él una maldición que lo hizo aislarse de todo y de todos, y a mi tambien me afecto por muchos años, en la escuela, es más, hasta en la universidad y muchos de mis trabajos; porque cuando veía las cosas con el filtro que muchos odiaban, el filtro de la realidad, yo veía que las cosas estaban predestinadas al fracaso y entonces las personas me odiaban por ello y más cuando mis pronósticos se hacían verdad como profecías malditas; pero nadie me escuchaba y nadie analizaba lo que yo decía.
Yo no soy una persona condescendiente en ningún sentido, no, soy realista, y voy a decir esa realidad, voy a dar mis pronósticos de éxito o fracaso, pero no solo soy pesimista y digo “vas a fallar”, doy un análisis más exacto que incluye una recomendación para lograr el éxito o que esa empresa o proyecto sea exitosa; pero como soy la tipa que ve las cosas siempre con una gran negatividad, ¿por qué hacerme caso?, solo soy negativa.
Porque normalmente soy la persona que dice “te lo dije”, porque tengo el gen que me permite ver las cosas con la dura luz de la realidad, y eso no es una maldición, eso es una oportunidad para el éxito, anticiparse a lo que está mal y usarlo a tu favor para convertirlo en algo positivo.
Digo, para mí siempre ha sido muy útil ver las cosas desde un enfoque objetivo y real, porque así sé que hacer y qué no hacer, una decisión propia en la que decido equivocarme con conocimiento de causa o cambiar el rumbo de mis actos, una filosofía que se ha convertido en mi estandarte de vida, una filosofía que me ayuda a decir quien será un éxito y quien no, quien logrará sus propósitos y quien se quedará a medio camino, porque analizo todo el espectro que conforma la realidad, las cosas buenas así como las malas.
Y esa filosofía me sigue acompañando.
Cómo me acuerdo mucho de mis años en la universidad, no es que yo sea perfeccionista, creo que estoy muy lejana de esa área, pero cuando algo las cosas y veo que están mal, soy lo suficientemente objetiva para poder verlo, para ver la realidad y una vez estaba en la universidad, presentando un proyecto de evaluación publicitaria, un proyecto llamado “la campaña”, bien la mentada campaña era como cuando estas chiquito y juegas a la casita, y haces la comidita, haces el quehacer de las cosas por encimita y te pones a jugar con tus muñecos.
Lo mismo hacíamos en la universidad, jugábamos a la “campañita” emulando ser una agencia de publicidad que hacía una campaña publicitaria, con una estrategia creativa, con anuncios, con compra de medios, es más, hasta producíamos artículos publicitarios y demás pendejadas que nos hicieran sentir en “casita” o en una “agencita”, niños jugando a ser grandes.
Ahora en retrospectiva eso se me hace lo más pendejo del mundo y veo mucha de mi educación universitaria como una gran pérdida de tiempo y dinero, porque el modelo educativo actual es simplemente pésimo, pero esa es harina de otro costal.
Recuerdo mucho estar sentada en el salón de clases, pensando “esta es la pendejada más grande del mundo, en un nivel épico”, mientras mis compañeros de campaña decoraban el salón para jugar a la casita, digo, la agencia, poniendo una mesa, poniendo papel craft en las paredes para hacer que el salón no pareciera salón, decorándolo con puras pendejadas, poniendo floreros, retratos y cosas como si eso no fuera un salón pinchurriento, sino el cuarto pinchurriento de un adolescente, en ese momento pensaba que había tocado fondo y cuando me preguntaban que pensaba de la decoración, yo conteste con la dura luz de la realidad:
“Es un salón horrible, mal decorado que están tratando de hacer que no parezca un salón, pero esta horrible”
Todos mis compañeros de equipo se molestaron muchísimo y comenzaron a decir, no le hagan caso, no está haciendo nada, déjenla; y me hubieran corrido en ese momento del equipo, de no ser que yo hice en toda su totalidad el trabajo escrito, la idea creativa, las ejecuciones, TODO, porque normalmente soy yo la que hace una idea y la ejecuta sin ayuda de nadie y no porque piense que los demás no pueden, pero soy capaz y una vez comienzo a trabajar no paro, me ayuden o no.
Desde ese momento fui muy odiada por todos, aunque claro, todos querían hacer equipo conmigo porque era sinónimo de sacar 10 sin hacer nada; pero ese no es el punto, sino que siempre pensé, porque diablos pretender que estamos jugando a la casita, porque no simplemente hacer una presentación realista en donde no se evalúa el lugar, sino la forma y los conocimientos, así como la seguridad que yo tengo para hablar frente a quien sea.
Eso hubiera sido más interesante que nos enseñaran en la escuela, sin embargo esas lecciones siempre estuvieron ausentes y la vida y su dura realidad fue la que me enseñó a pararme frente a un cliente y exponer mis ideas y mi pasión para que esa persona decidiera contratarme a mí y a mi equipo de trabajo.
Esa dura y horrible realidad que nadie más quería ver, me hizo sacarle un provecho a la vida y ahora puedo pararme con seguridad para hablar con pasión de lo que se hacer y poder decir las cosas como son, de manera objetiva y real; eso es lo que más se aprecia en estos días, ser honesto, autentico, real y ser capaz de decir la realidad sea buena o sea mala.