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Vendedores que te tratan mal

Cuando se habla del oficio de vendedor se habla de muchas cosas, y es que básicamente el enfoque que se ha concebido durante la era del consumismo y el capitalismo desenfrenado, siempre ha sido una, el cliente siempre tiene la razón. Una filosofía que se enfoca en saber qué es lo que quiere el cliente y ofrecérselo antes de que lo necesite, pero la pieza clave de esta filosofía es siempre darle la razón, incluso cuando esté equivocado, todo sea para complacerlo y ofrecerle una experiencia de compra satisfactoria.

Esa fue el gran hito de las ventas durante mucho tiempo, incluso en la actualidad muchas gerencias y muchas personas en esta área saben la importancia de nunca hacer enojar a un cliente, pero bien, hay muchas formas de lidiar con un cliente molesto, muchas, las más básicas darle la aviada y hacer todo lo que quiere, aunque sea el comienzo del fin, digo, sólo piensa en los niños malcriados que reciben con su primer berrinche aquello que buscas, ese es el comienzo del fin, el principio del caos. Acceder a algo puede ser una manera de trabajo en el área de ventas o las personas que están en áreas de atención a clientes, hay quienes dicen que lo mejor es erradicar su molestia dialogando con él, de alguna manera educarlo; pero en el lado opuesto están los vendedores que tienen como su filosofía hacer todo lo opuesto, tratando mal cliente.

Este principio es lógico cuando hablamos de un servicio o producto que tienen una sobredemanda, es decir, muchas personas quieren comprarlo o desean adquirirlo por diversos motivos que pueden ser, no hay muchos productos o es un servicio exclusivo; entonces cuando un servicio o producto no es de fácil acceso, muchas personas desean tenerlo, ley básica de oferta y demanda, así que muchas negocios y muchas personas adoptan modelos de trato con sus clientes muy extraños que se traducen en malos tratos y si quieres sino llégale.

Esto se está haciendo cada vez más común, debe ser una contra respuesta a la filosofía que decía sonreír, ser amable y educado con el cliente, una filosofía opuesta a “el cliente siempre tiene la razón” incluso cuando no la tiene; porque ahora hay muchos negocios que reciben a sus posibles compradores con mala actitud, con malas caras, con enfado y recordándoles en todo momento que no se les respeta en lo más mínimo.

Llámenme loca pero estoy convencida que ambos extremos están mal, ya que no se trata de lamerle los pies a un posible comprador de mal actitud, pero tampoco se trata de actuar con condescendía con las personas que te están comprando y mucho menos tratarlas mal, ignorarlas o agredirlas, noooo, se trata de encontrar un punto medio y ser duro con un cliente grosero, pero cálido con las personas. Se trata de reaccionar con inteligencia emocional para atender a un cliente molesto o a un cliente feliz, ahí está la clave, pero parece que eso o lo enseñan en ningún curso de marketing o ventas, porque ahora son las únicas posturas cuando estas comprando algo en una tienda, o te reciben con mala cara o son empleados mangoneables que hasta un niño los trata mal.

En lo que a mí respecta me caga la gente que me vende cosas como si fuera un favor, de mala cara, con condescendencia y de malos modos, wey si voy a pagar no me hacen ningún puto favor, estoy pagando, no me lo están regalando o dando misericordia, puta, encima de pagar algo que me traten mal, es algo que no estoy dispuesta a tolerar en este mundo.

Bien, podría ponerme en plan neurótica a exigir respeto, pero creo que lo más inteligente para esos vendedores que te tratan mal, de esos negocios que ahora están de moda y hay por todos lados, creo que lo más sabio es no terminar la transacción y nunca más comprar en ese lugar.

No me están haciendo ningún favor, definitivamente.

Así fue como terminé con una larga lista de empresas y comercios en donde nunca más estoy dispuesta a comprar, digo, una cosa es que me traten mal casi todos, algo que no voy a permitir o tolerar son los vendedores que te tratan mal.

De esos hay muchos, solo acuérdate de aquellos negocios en los que has entrado y el vendedor, encargado o dueño te mira con una cara de odio o mejor dicho molestia, una mirada fulminante que te hace salir corriendo, o cuando estas a punto de comprar algo en una tiendita y la persona está más interesada en ver la televisión o enviar un mensaje de texto que en cobrarte.

Esas cosas las voy a soportar en trámites obligatorios, pero cuando se trata de que yo vaya comprar voluntariamente algo, dar mi dinero para adquirir un bien o producto, no voy a permitir que me traten mal. No señor.

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