Filosofando

Una vez más los propósitos de año nuevo

Como cada año, llegamos a la misma etapa de la vida en la que nos ponemos emotivos, nostálgicos y añorando cosas; una extraña víspera que se convierte en preludio a veces de esperanza y otras veces en locura, creo, mmmmm, no, espera, estoy convencida que una persona a lo largo de una vida puede experimentar esta fecha de muchas maneras, algunas con alegría y otras con nostalgia o tristeza.

¿Por qué pasa esto?, mmmm, no sé, tal vez haya una extraña relación intrínseca entre los finales y los comienzos, mientras que esa fecha de vencimiento se acerca, el temor de no haber logrado grandes cambios, proezas o transiciones puede asustarnos y mucho.

Bien lo dice el dicho no hay fecha que no se cumpla, plazo que no se venza, ni deuda que no se pague. Así que todo termina, terminando, nos gustó o no, así pasa con el tiempo, con los ciclos y por supuesto con los años.

Por ello supongo que hoy 31 de diciembre, es la víspera de la esperanza/desesperanza, de los pensativos, de los solitarios, de aquellas personas que están hurgando en el tiempo pasado, buscando las piezas de lo que fueron o los resquicios de lo que quisieron ser, este es el día por supuesto para lamentar lo que no hicimos durante 364 días, pero también dentro de nosotros hay una pizca de genuina inocencia que nos hace creer que mañana todo será diferente, para comenzar un nuevo capítulo o tal vez libro, para llenar sus hojas en blanco con acciones, con logros y con metas en vez de solo escribir en esas páginas sueños y promesas.

Una vez más llega la época del año que más tememos por aquellas cosas que no hicimos, como si fueran un terrible testimonio de nuestra falla, pero al mismo tiempo y con la llegada de ese implacable juicio personal que hacemos cada año, con ese tiempo, con ese juicio, con esa evaluación llega la promesa de que podemos ser mejores.

Propósitos que pueden acércanos a esa persona que queremos ser, acercándonos un poco más día a día, logrando metas pequeñas, que suelen ser las únicas que se logran o nuevamente podemos llenarnos esta noche con promesas, con propósitos que son tan efímeros y fugaces como las marcas que deja una serpiente zigzagueando en la arena.

Una vez más, llega el día en que nos comprometemos a cambiar el mundo, perdón, corrección, con la edad, con el paso de los años y los propósitos de año nuevo sin cumplirse, uno se hace más cínico o tal vez la palabra es REALISTA, que deja de pretender querer cambiar al mundo, para concentrarse en algo menos complejo, pero aún así sumamente difícil, cambiar uno mismo.

Todos los años es lo mismo y millones de personas, siempre tienen los mismo simples y sencillos objetivos, cambiarse, aprender algo, dejar de fumar, modificar su cuerpo, adelgazar, mejorar, muchos verbos que solo se quedan como sustantivos; supongo que si alguien en el cosmos escuchará esas plegarías y las escribiera todas serían las mismas:

  • Encontrar el amor, ser capaz de retener amor
  • Mejorar el trabajo, cambiar de trabajo, ser millonario
  • Aprender inglés, por lo menos entender el ingles
  • Lucir increíble, cambiar el look, bajar de peso

Tal vez todas esas peticiones no solo parezcan superficiales sino altamente egoístas, porque todos pensamos en una persona, uno mismo y que cosas desea o necesita para ser mejor y sin importar que esas cosas sean para nuestro fin personal propio, egoísta o lo que sea, seguimos sin dar ese paso que nos permita lograr nuestras metas.

¿Qué es lo que pasa?

Porque siempre terminamos este día, el único, el día por excelencia para pensar quienes somos y que hemos hecho, cuando podríamos pensarlo diariamente para ponernos en acción y lograr todas esas cosas que nos proponemos, para nosotros, para los demás o para el mundo.

Tal vez la clave sea el humor y entender nuestra propia naturaleza, esa nunca cambia, así que solo podemos aceptarla con paciencia y perdonarnos a nosotros mismos, así como perdonar a los demás.

Eso o podemos tener propósitos de año nuevo más realistas.

Yes

Bloguera de hueso colorado desde el 2008. Porqué siempre hay algo que decir yes@elblogdeyes.com