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Un buen disfraz

¡Al fin! sí esa exclamación alegra a mi corazón, y es que ya puedo suspirar de alivio y decir que ya casi sobreviví sin pasar ninguna vergüenza ó ridículo social a los días espeluznantes que se generaron desde el viernes 29 de octubre hasta el martes 2 de noviembre; aunque todavía no puedo cantar victoria, pero prácticamente ya pasaron los días protocolarios de disfraz obligatorio, y es que curiosamente este fin de semana fue perfecto, porque desde el viernes hasta este martes se juntaron 5 días de fiesta continua, en una bacanal de disfraces, alcohol y rock and roll.

Y no es que me queje o refunfuñe ante la terrible posibilidad de tener que disfrazarme ó me sofoque mi falta de creatividad para idearme un vestuario perfecto para lucir en algún Halloween fiestero, pero, es que sigo siendo rarita y no me gusta disfrazarme, lo sé, soy una aguafiestas hecha y derecha. Pero esta animadversión a los disfraces viene de grandes traumas psicológicos de la infancia que vienen a mí como torturas mentales que me recuerdan que mi mejor disfraz es de incognito de “gente normal”. Y no malinterpreten mis palabras, porque si disfruto mucho de día de muertos y de la fiesta anglosajona del Halloween con los dulces, las películas, las ofrendas, los festejos y toda la parafernalia que vemos estos días, pero lo que más disfruto es reírme de las vestuarios e indumentarias que se ponen las personas estos días, me mata de la risa ver cada disfraz que se ponen, es por esto que el sentido común y la auto supervivencia me dicen que es mejor no disfrazarse.

Bueno, tal vez, todos debiésemos ser niños y disfrutar de un buen disfraz, de lo que conlleva portar una máscara o un antifaz y proyectarnos con personajes fantásticos con poderes especiales para divertirnos por lo menos una noche; sin análisis, sin complicaciones y sin pensar en las implicaciones psicológicas que conlleva disfrazarnos, ya que todo este sobre pensar puede ser digno del diván de un terapeuta y un best seller de la psiquiatría.

Siendo una persona excéntrica que habla como Yoda lo lógico hubiera sido que me disfrazara de Yoda, o teniendo el carácter explosivo de Bruce Banner me vistiera de Hulk, ¡pero no!
A ver díganme porque carambas tendría que disfrazarme para exagerar algún defecto mío, ¿Por qué?, que no simplemente me puedo disfrazar con un mega ñoño disfraz del Pato Donald, por el simple gusto de hacerlo.

Oh Dios, pensándolo bien, y después de leer todo ese bla bla bla escrito arriba, mi problema con los disfraces es mucho más profundo, tener que pensar y decidirme a vestirme como Conejita de Play Boy se me hace muy atrevido e inpensable, ó la posibilidad de terminar como Harry Potter se me hace súper teto ó ser una bruja más o otra momia mal envuelta creo que sobrepasa los límites de los clichés.

Sin embargo creo que hay quien lo hizo muy bien y escogió un disfraz simpático, original y muy llamativo. No lo hubiera pensado nunca, pero disfrazarse de Clark con disfraz de superman es innovador, y en la línea de los superhéroes que están de moda, creo que también es aceptable terminar como el terminator y en cuestión de chicas creo que Mary de “loco por Mary” también es una buena opción; creo que es buena idea mirar al cine y encontrarse algo para ponerse.

Ahora viéndolo bien, creo que este año me sirvió de inspiración para el próximo 31 saber que ponerme y ser el alma de la fiesta ó por lo menos ya tengo el teléfono de una casa de XF para que me caractericen muy padre aunque me cueste $800.00

La conclusión general de este año, es que el top five de los peores disfraces del año.

+La bruja
+Piratas, si aunque seas un pirata de “La Perla Negra”
+Harry Potter
+Chica fácil
+Personajes de Disney
+Geek, este disfraz demuestra falta de seriedad y compromiso con la diversión.

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