Solo quiero a alguien que me quiera
¿Quién no ha soltado la frase “Solo quiero a alguien que me quiera”? Suena bonito, ¿no? Como un deseo puro y sincero. Pero seamos honestos, la realidad es que queremos un buen de cosas más, ¡somos exigentes y qué!
El amor no es suficiente (¡aguas con el drama!)
Sí, sí, el amor es la base, el ingrediente principal, pero no es el único. Es como un taco al pastor: necesitas la carne, la piña, la cebolla, el cilantro y la salsa para que sea una verdadera joya culinaria. Con el amor pasa igual.
- Que esté guap@, ¡obvio!: A ver, no nos hagamos, la apariencia importa. Queremos a alguien que nos haga suspirar, que nos guste presumir en las fotos de Instagram. ¡Que sea nuestro crush oficial!
- Que tenga chamba y lana: No estamos diciendo que queremos un sugar daddy o una sugar mommy, pero tampoco queremos a alguien que no tenga ni para invitarte a un esquite. Queremos a alguien con ambiciones, que sepa lo que quiere y que trabaje por ello.
- Que sea buena onda, ¡por favor!: De nada sirve que esté guap@ y tenga lana si es un ogro. Queremos a alguien que nos haga reír, que nos escuche, que nos apoye en las buenas y en las malas. ¡Un cómplice, un amigo, un confidente!
- Que aguante nuestros rollos: Todos tenemos nuestros defectos, nuestras manías, nuestros traumas. Queremos a alguien que nos acepte tal como somos, con todo y nuestras imperfecciones. ¡Que nos quiera a pesar de todo!
“Solo quiero a alguien que me quiera”… ¿En serio?
Entonces, ¿por qué decimos “Solo quiero a alguien que me quiera”? Tal vez sea una forma de simplificar nuestros deseos, de enfocarnos en lo esencial. O tal vez sea una forma de protegernos, de no poner nuestras expectativas demasiado altas. Pero la verdad es que queremos mucho más que eso. Queremos un amor completo, un amor que nos haga crecer, que nos haga felices, que nos haga sentir vivos.
La búsqueda del amor verdadero (sin filtros)
Así que, ¿qué podemos hacer? Primero, ser honestos con nosotros mismos. Reconocer lo que realmente queremos en una pareja. Segundo, no tener miedo de pedirlo. No conformarnos con menos de lo que merecemos.
Y tercero, recordar que el amor no es perfecto. Que siempre habrá altibajos, desafíos, momentos difíciles. Pero si encontramos a alguien que nos quiera de verdad, que nos valore, que nos respete, entonces valdrá la pena luchar por ese amor.
Así que ya lo sabes, la próxima vez que digas “Solo quiero a alguien que me quiera”, recuerda que mereces mucho más que eso. Mereces un amor que te haga vibrar, que te haga sentir mariposas en el estómago, que te haga decir: “¡Este es el bueno!”.