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Resoluciones de Año Nuevo

Otro año que pasa y otro año que también hago mis locas Resoluciones de Año Nuevo, esos locos propósitos de vida que planteo una noche al año, y un año que ya paso mientras trato de no atragantarme con las uvas mientras doce campanadas se oyen EN LA TELE.

Y todo eso que describí suena loquísimo, es una de esas locas tradiciones que seguro si viajáramos al futuro mil años hacia adelante, las civilizaciones de ese futuro se reirían de nosotros, digo, el hecho de que 12 campanadas y virtuales, 12 campanadas que no son reales y escuchamos en la televisión nos hagan creer que estamos participando en una especie de ritual mágico. Aunque habrá quien diga que eso de tragar uvas y pedir deseos, no es tragar uvas y pedir deseos, sino más bien es una metáfora de las metas de vida que queremos alcanzar.
Ahora insisto, si viajásemos al futuro, las personas del futuro creerían que estamos locas.

Pero lo más gracioso del asunto, es que si pudiéramos viajar al futuro, no mil años, sino un par de meses, sabríamos que esos deseos, esas metas METAFORICAS DE VIDA, esas resoluciones de vida, no sirvieron para nada, absolutamente nada y solo se quedaron en cosas que decimos una vez al año mientras usamos calzones de colores y retamos a las campanadas de la tele a que somos más rápidos comiendo uvas.

Tal vez todo se trate de ser realistas y no pedir imposibles, por eso comencé este post diciendo mis locas Resoluciones de Año Nuevo, y es que ahora entiendo que locas, descabelladas o imposibles metas de vida, son cosas tan fáciles como aprender inglés, bajar esos 5 kilos que siempre he querido bajar; por alguna extraña razón esas cosas que en papel parecen normales, realistas y muy posibles, en la realidad son cosas descabelladas e imposibles de cumplir.

Acaso será que pueden más con nosotros nuestros vicios, que al revés, y creo que la respuesta es sí, seguramente deshacerse de viejos hábitos es casi tan imposible como sacarse la lotería y por eso todos los 31 de diciembre por la noche, estamos tragando uvas como locos, tratando de conseguir aquello que siempre hemos querido y está en nuestras manos hacer, pero nunca lo podemos lograr.

Esa es la razón por la cual yo ya renuncie a poner en mis Resoluciones de Año Nuevo eso de bajar de peso, aprender inglés, encontrar al amor de mi vida, tomar algún curso, aprender a manejar; ahora sé que esas cosas nunca las podré lograr, MOMENTO DE LLORAR o tal vez momento para desafiarnos y decir, no, sí lo hare.

Aunque siendo realistas a estas horas, en estos minutos del nuevo año, de lo que se supondría una nueva vida, francamente tengo las mismas ganas de ayer, o sea ninguna, para llevar a cabo mis Resoluciones de Año Nuevo, tal vez la culpa de todo este embrollo sea la decidía humana y el hecho que siempre dejamos para mañana lo que podemos hacer hoy.

Motivo por el cual ni razón tiene hacer nuevas Resoluciones de Año Nuevo, ¿o sí?

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