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¡Relájate!, deja que las cosas fluyan

Me acabo de encontrar con esta canción de la Venegas, precisamente en un consejo que le escribí a un lector exactamente hace un año, unos días más, curioso, también fue algo que paso en septiembre; hace tanto tiempo que incluso había olvidado que había dado ese consejo.
Había olvidado que ser prudente y paciente es un don.

Sorprendente, como uno puede ir por la vida dando montones de consejos sobre ser bueno, correcto, paciente y en la primera oportunidad que tienes, hacer lo opuesto, ¿cómo?, eso me recuerda mucho una anécdota que escuche cuando estudiaba en la prepa, por alguna extraña razón recuerdo perfectamente ese día, mientras el maestro de teatro, René, nos daba clases de filosofía, nos enseñaba a ver la vida de un modo casi poético, obvio, todos estaban en el relajo, mientras el divergente maestro trataba con mucho empeño de transmitir a un montón de adolescentes grandes máximas de la vida.

Ah, como me acuerdo de ese día, mientras estaba en su traje de actor, que más que traje era el atuendo característico de los actores de teatro independiente, esa vestimenta que caracteriza a los profesionales de ese ramo, un actor bajito, regordete, todavía esperando su gran próximo papel pero con una pasión por lo que hacía tan poderosa que me hacía escucharlo; ese maestro que se había equivocado de clase y en vez de darnos teatro, que no era teatro, nos enseñaba sobre la vida, mayormente, así que en vez de ponernos a leer tragicomedias griegas que debíamos interpretar, él nos daba lecciones de vida, así paso de explicarnos de ¿Qué es ser fresa?, donde surgió el término hasta una gran reflexión, que hoy, yo sigo recordando como aquel día, mientras todos se aventaban papeles, se gritaban, se insultaban y hacían de todo menos poner atención, extraño, creo que ese día la única persona que escuchaba esa peculiar reflexión fui yo, y el día de hoy sigue influyéndome.

Y la reflexión decía así:

Una señora quería que si hija no comiera dulces, entonces fue con un gran maestro oriental para pedirle ayuda.
Estando con el maestro, la señora le pidió que le dijera a su hija que no comiera más dulces, el maestro se quedó mirando para decir, venga en un mes.
Al mes regreso la señora con la niña y le pidió que hiciera algo, a lo que el maestro contesto dirigiéndose a la niña “no comas dulces”, la señora quedo atónita y muy molesta, diciéndole al gran maestro que eso se lo había podido decir un mes atrás.
A lo que el respondió, NO, no puedo aconsejar a alguien hacer algo que yo no hago, por eso le pedí que viniera en un mes, para dejar de comer dulces yo.

Ese día, al escuchar esa reflexión me dejo atónita, se me enchino la piel, mientras todos mis compañeros seguían en su desmadre personal, yo solo podía fijar en mi mente esas palabras, esa reflexión y a partir de ese momento hace más de 10 años entendí que si yo iba a decir algo, que si yo iba a aconsejarle a alguien algo, es porque yo sigo ese consejo, porque soy coherente y congruente conmigo con mis acciones, porque creo en las cosas que digo, porque practico los consejos que doy.

Pero entonces pasa la vida y sin darte cuenta, o no me di cuenta, a veces no sigo mis propios consejos, en cuanto se refiere a ser prudente y paciente, algo que es como una llamada de alerta, pero afortunadamente a veces solo me hace falta recordar un consejo perdido, para aplicarlo nuevamente en mí, para recordarme que el tiempo es un don.

Hace rato otro de mis lectores, uno que anda sufriendo de amores, de impaciencia y trataba de poner en sintonía a su cabeza con su corazón, mientras esta en una loca carrera en la que todo tiene que ir a prisa, en la que el amor que él quiere tiene que ir a su ritmo y de acuerdo a sus expectativas, fue entonces que me acorde de aquel consejo, “Acabas de conocer a alguien, llévatela relax”, así que me puse a buscarlo y obvio a leerlo para nuevamente ofrecer ese consejo, cuando me encontré con palabras que yo misma debería aplicar para mí, cuando me encontré con una bella canción que habla sobre ir lento, sobre permitirle a la otra persona que se abra y te permita compartir su vida por gusto propio y no porque la obligues.

Entonces recordé que es precioso y preciso, respetar los tiempos de la otra persona, darle su espacio, darle confianza y por supuesto darle todo tu cariño para que nunca lo pueda olvidar, pero un cariño rico, una forma de querer en la que permitas que esa otra persona tenga todas esas cosas que la hacen única y hacen que la ames en cada una de sus formas de expresión.

No todo en esta vida se trata de correr, a veces es bueno caminar a paso lento, olvidarse del tiempo, para esperar y dar lo mejor de ti, no se trata de exigir el amor de la otra persona, se trata de darle lo mejor de ti, las mejores de tus locuras, los pensamientos más sublimes que tengas en un día, toda la paciencia que requiera, darle tiempo, darle espacio, darle respiro para que sepa cuánto quieres a esa persona en cada una de sus facetas y sus tiempos.

No exijas amor, no exijas atención, no exijas velocidad, al contrario, dale a la otra persona lo mejor de ti, todos tus suspiros, tus caricias, tus miradas y todo el tiempo del mundo, digo, si ya esperaste tanto tiempo por alguien así de increíble, qué más da un poco más, en serio, qué más da.

Creo que mi consejo para todas las personas que están enamorándose, que experimentan ese proceso de conocer a alguien, es darle tiempo, respetar sus espacios, es entender sus momentos, si bien, igual y tu andas a mil por hora, que tu sientes tus emociones de forma más rápida, pero recuerda no todos son igual a ti, no todos corren, no todos vuelan, otros caminan y si quieres estar con esa persona para descubrir todas esas cosas maravillosas que suceden día a día que hacen que te enamores más y más, pues tienes que tener calma para respetar la velocidad de la otra persona; eso sí, tu puedes correr, volar, saltar y darle a esa persona todo ese cariño loco, solo ten paciencia.

No dejes de dar tu amor, no dejes de ser un loco o una loca, solo ten paciencia y aprende a entender los ritmos de la otra persona.

Ese sería mi consejo, si vas a amar alguien, hazlo intensamente, se feliz haciéndolo, sin esperar nada a cambio, te sorprendería saber que los amores más locos, son los más disfrutables; solo quiere a las personas y ya, eso sí, ten paciencia y ten cuidado para ser receptivo y entender si la otra persona realmente está disfrutando de tu compañía, si no pasa, no te desanimes, el amor es algo que requiere tiempo, pero si no sucede con una persona, pues puedes intentarlo con alguien más.

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