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Quién es esa persona que está en el espejo

Alguna vez te has mirado al espejo y no reconoces a esa persona que te está mirando de vuelta; espero que nunca te pase, ya que la verdad es algo desconcertante pararse y ver el reflejo de un extraño. Eso es algo que solo se puede imaginar en películas de horror o thrillers psicológicos, pero el tiempo pasa, las personas cambian y un día, el reflejo que ves es el de un completo extraño, te guste o no, y lo más extraño es que no notas el cambio hasta que por fin lo que tienes en frente es todo menos tú, de forma paulatina, pero radical, llega el día en el que te preguntas: Quién es esa persona que está en el espejo, obviamente no puedes ser tú, entonces ¿quién es y cuando hicieron ese cambio?

Porque simplemente llega un buen día en el que todo es diferente, en el que tú eres diferente y ni siquiera el buen humor matutino te hace obviar que esa persona no eres tú y por más que la busques, por más que hagas muecas frente al espejo, esa persona delante de ti, no va a cambiar.
Nada de lo que hagas va a solucionarlo, ni siquiera mirándote 3 horas intentando encontrar algún rastro familiar de lo que era tu rostro, o tratando de imaginar cómo arreglarte para lucir como tú; simplemente un día llegan las ojeras, se cuelgan los cachetes, la piel se ve diferente, te salen 3 canas, tienes un semblante más serio y desesperanzado, todo parece igual PERO NADA LO ÉS, tú ya no eres esa persona alegre, jovial e inocente que conociste hace algunos años, pero nada regresa la juventud y mucho menos nada la inocencia, aunque la pérdida de la inocencia no es tan mala o eso nos repetimos.

Lo peor de todo esto es pasar mucho tiempo intentando recuperar a esa persona, que nunca más volverás a ser, en apariencia y en interior, nada de lo que te pongas encima cambiará el hecho de que ahora eres diferente.

Eso de los cambios puede ser para bien o para mal, pero en ese momento no te importa, uno echa de menos a esa persona que solías ser, con sus defectos y aciertos; si bien dicen que la sabiduría nos hace mejores y maduros además de hacernos estables, eso no quita el hecho de ver con tristeza a un extraño en el espejo y añorar todo aquello que fuimos, quisimos ser y en lo que nos convertimos ahora.

Pero bien, en vez de concentrarnos en lo malo, deberíamos ver lo bueno, para dejar de extrañar aquello que solíamos ser y ahora enamorarnos de esa persona extraña, esa que nos está viendo en el espejo con desagrado, creo que sería mejor si nos enamoramos de a poco y con mucha curiosidad de esa persona nueva que llego en vez de rechazarla y hacer todo lo posible para recuperar aquello que perdimos en el camino.

Tal vez en lugar de preocuparnos por lo que hemos perdido, y ¿si en lugar de eso apreciáramos lo que ganamos?

Últimamente, cuando me veo al espejo siempre me hago la pregunta insistente: Quien es esa persona que está en el espejo

¿A dónde se fue esa guapa muchachona que creía que todo era posible?, ¿A dónde?, tal vez eso es lo que más me duela, la perdida de creer, pero hay que acostumbrarse a las nuevas cosas y a los nuevos procesos de vida.

La persona que está ante nosotros, no simplemente es diferente, oh no señor, esa persona también actúa diferente, piensa diferente y tiene ideologías que no tienen nada que ver con la persona que solía mirarte hace un par de años, pero eso no es malo ¿o sí?

Simplemente, llega un buen día en la vida de todo ruco treintón, en el que el reality check de la vida es recordarte que ya no eres quien solías ser.

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