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Pasión por el deporte: de la vivencia en carne viva a la emoción del riesgo

Con millones de adeptos alrededor del mundo, los deportes han encontrado en las casas de apuestas un modo alternativo para disfrutar de su emoción. Sin embargo, y antes de adentrarnos en su carga de sensaciones, es preciso tener en cuenta tanto valores como el riesgo y la intuición o aprender a separar la apuesta inteligente de la mera diversión.

La emotividad del deporte

La emoción que evoca un deporte, aun cuando no se es partícipe directo de su juego, contiene una dosis de endorfinas francamente difícil de explicar. A pesar de que no seamos nosotros mismos quienes dirigimos el partido, menos aún capaces de controlar a nuestro jugador estrella, establecemos un vínculo mental cercano a un hermoso fanatismo mediante el que tanto nos sentimos parte de la victoria como de la derrota. Es por ese motivo que los deportes constituyen uno de los pilares más férreos de la sociedad humana incluso desde la visión del espectador. Y, desde dichos ojos, aúnan multitud de posibilidades para explotar el sentimiento.

Justamente, esa es la premisa de las casas de apuestas deportivas, donde la genuina emoción de los deportes se da la mano con la aventura del delicioso riesgo económico. Un modo de disfrutar del juego a la vez que trabajamos hacia aquella anhelada utopía que es el llamado ingreso pasivo, sea en mayor o menor cantidad. Un ingreso que, básicamente, no está sujeto a esfuerzo alguno y mediante el que, si tenemos suerte, nos podremos permitir más de un capricho e incluso un empujón económico a final de mes. Eso sí, siempre operando con cuanta inteligencia tengamos en nuestras cabezas, templanza y un premeditado sesgo analítico que nos permita apostar con consciencia.  

Dos elementos a tener en cuenta: el riesgo y la intuición

En el momento de realizar una apuesta, son dos los conceptos que afloran en el ambiente de nuestro coto mental: el riesgo y la intuición. Mientras que el riesgo es el componente que nos permite conocer si la cantidad que apostamos por un determinado sujeto es la adecuada pese a las expectativas, la intuición puede llegar a jugarnos una muy mala pasada si no la blindamos con una gran cantidad de datos. Dado que la intuición se basa en ideas más o menos preconcebidas, e incluso presentimientos o corazonadas, que nos empujan a realizar un acto, es necesario que ésta no guarde prácticamente duda alguna.

Tomando un fácil ejemplo de ello, las apuestas de futbol pueden parecer muy triviales en un principio, pero la realidad es que necesitamos recopilar mucha información sobre cada jugador y equipo para poder apostar con poca intuición, menor riesgo y mayor acierto. Es decir, no sólo basta con saber que el equipo de futbol por el que apostaremos se encuentra entre los mejores, sino que también será necesario esbozar un análisis acerca de sus últimos antecedentes. En ese sentido, debemos tener en cuenta cuál ha sido su nivel de juego en los partidos anteriores, si el jugador más virtuoso está lesionado o con una lesión reciente e incluso cómo interactúa dicho equipo con un rival específico.

Si bien es posible predecir el resultado de un partido, factores externos como la lluvia pueden determinar de forma inminente el destino de un equipo. En ese caso, quizá nuestro equipo favorito no tenga contrincantes a su altura, pero cabe la posibilidad de que la hierba húmeda de un día de lluvia no sea el terreno más idóneo para que desarrolle su magia de primera élite. Existen muchos ejemplos donde, contra todo pronóstico, un equipo de menor nivel ha conseguido vencer por goleada un equipo de primerísima línea. Puede que sea una posibilidad de entre un millón, pero los hechos están ahí para ser corroborados. Es aquí donde entra otro elemento de suma importancia: la templanza.

Operar bajo una directriz de seguridad e inteligencia

Cuando realizamos una apuesta deportiva, por más equivocada que esté nuestra primera expectativa, nos dejamos llevar por la misma emoción que evoca nuestro deporte favorito. Aunque sea una buena sensación, ello puede conducirnos a apostar sin inteligencia, llegando a vaciar nuestros bolsillos por una partida que estaba perdida casi desde su inicio. Es por ese motivo que, hayamos recopilado o no suficientes datos sobre los peones que rigen el juego del partido, debemos mantener un criterio de seguridad para con nuestra propia economía. Entendiendo que las apuestas no son cosa de magia y mucho menos salir siempre indemnes, dado que, a pesar de cuanta información tengamos, ciertos matices del azar son los que hilan su decurso.

Apostar no sólo consiste en dirigir la concentración a cuánto beneficio obtendremos de nuestra decisión, sino que debe fundamentarse en minorizar lo máximo posible la cantidad de dinero que podemos perder en nuestra apuesta. Siempre espreferible recuperar lo invertido que perder todo cuanto hemos apostado neciamente. Ser coherentes con la cantidad que apostamos, las expectativas sobre el juego y si de verdad vale la pena realizar la apuesta es una directriz a tomar con gran seriedad. Debemos dominar el fervor que nos empuje a apostar sin pausa ni mesura y abogar por una apuesta siempre inteligente, aunque pueda abortarse por falta de seguridad.

Todo tipo de deportes

Asimismo, las casas de apuestas deportivas gozan de una enorme cantidad de tipologías de deporte que no sólo se concentran en el futbol o el baloncesto. Es común poder apostar en carreras de galgos o caballos e incluso, dependiendo de la plataforma, en disciplinas como el billar o el criquet. En este punto, cabe mencionar que muchos individuos no necesariamente apuestan porque amen un deporte u otro, sino porque hacen de dicha emoción un entretenimiento mediante el que, en caso de acertar, ganar un dinero extra.

Por lo tanto, a veces, y especialmente si la motivación es la de pasar un buen rato, no es necesario aunar todo tipo de datos de una forma realmente sofisticada, sino dejarse llevar por el azar de la intuición y esperar a que haya suerte. Porque, al fin y al cabo, no hay que obcecarse con una gran intensidad en las ganancias o las pérdidas, sino que debemos aprender a disfrutar de cuanto tenemos.

Yes

Bloguera de hueso colorado desde el 2008. Porqué siempre hay algo que decir yes@elblogdeyes.com