Parece ser que fui la única que no vio el sol ayer
El día de ayer todos estaban en una extraña euforia e interés inaudito por el sol, sí, el sol, espera, dije bien, si dije sol, eso de hablar uno solo y tener monólogos es extraño, dejaré de hacerlo.
Ok, si tú eres como yo, un ermitaño que no ve la naturaleza a menos que sea través de una computadora o un dispositivo electrónico, déjame decirte que el día de ayer todos en la Ciudad de México estaban como locos, posteando fotos del sol, hablando del sol, e incluso llamando a amigos, familiares y conocidos para que se asomarán por la ventana a ver el sol. Aparentemente algo extraordinario había en esa estrella que nos irradia calor, nos ilumina y mantiene a todo el sistema solar, en órbita y una correcta rotación.
Lo sé, cuando hablamos de todas esas características que hacen al sol, ser el sol, con toda la importancia que tiene para la vida, para nuestro planeta, para nuestro sistema; pensar en eso hace que esta estrella deba tener una relevancia mayor en nuestra vida, por eso de estar agradecidos por todo lo que hace por nosotros, pero no, en vez de eso, simplemente es el adorno que ponemos en los dibujos cuando pintamos casitas, es aquello que nos hace lucir bronceados cuando vamos a la playa y tal vez a veces nos molesta tanto con el calor y la luz, que usamos ropa acorde y lentes de sol; pero ya, el sol no interfiere más en nuestra vida, ni lo pelamos.
Bueno, a veces hay bella poesía y hermosos fragmentos de amor, utilizando el sol, las estrellas, el firmamento y hasta la luna; pero después de eso, ni nos preocupamos ni siquiera por mirar ese maravilloso milagro de la vida, de la naturaleza, del espacio, del cosmo o de lo que sea, simplemente dejamos de mirar al cielo, es más, dejamos de ver el piso y nuestro alrededor para únicamente concentrarnos en ver algo, y es aquello que queremos ver; sea nuestro smartphone, sean nuestros problemas, sean nuestros sueños. Ya no vemos más allá de nuestras narices, simplemente nos enfocamos en lo que queremos ver y omitimos esos bellos y maravillosos “milagros” que pasan cada día.
Así me siento hoy, cuando parece ser que fui la única que no vio el sol ayer.
¿Qué tenía de especial el sol el día de ayer?, puts, eso no importa, el chiste es que deje de ver algo, porque simplemente estaba muy ocupada mirando otras, atendiendo una pantalla, o lidiando con mis propios problemas; es irónico pero podemos pausar el mundo de la manera más absurda por enfocarnos únicamente en nosotros.
Aunque debo decir, que algo me decía que debía ver el sol con mis propios ojos, así que saque a pasear al perro, porque desde mi ventana no se veía nada, pero estando afuera, la luz del sol era tan fuerte, que no podía mirar más de un par de segundos a esa estrella que nos da calor; sin importar cuanto decían todos que debía ver el sol, el sol no se dejaba ver, así que al segundo intento desistí de hacerlo una vez más.
Eso hizo que me perdiera de un fenómeno natural en el que las nubes y el hielo le daban un efecto especial al sol, un efecto onda Photoshop en la que aparecía un halo; de ahí la fascinación de todos, porque eso no se ve muy seguido.
Afortunadamente todos tomaron fotos y tal vez no lo vi en vivo y a todo color, pero como siempre, puedo ver la naturaleza y sus milagros a través de una pantalla digital y sin lastimarme los ojos.
Parece ser que fui la única que no vio el sol ayer, sin embargo hoy planeo saludarlo de aquí en adelante para nunca más perderme de algo así. Ven, es mejor mirar siempre al cielo, buscando maravillarnos, que simplemente hacerlo el día que aparece un halo.