Viajes y Turismo

Panteón Belén, un lugar de leyendas en Guadalajara

Guadalajara es la cuna de importantes edificaciones, sus muros no sólo resguardan su planeada arquitectura también son los testigos de peculiares historias que llaman la atención de quienes los visitan por esta razón la Oficina de Visitantes y Convenciones de Guadalajara presenta una selección de leyendas nacidas en el Panteón Belén, un sitio que además de contar con una bella construcción fue el lugar de descanso de personajes ilustres de Jalisco.

Su historia

Originalmente el lugar llevaba el nombre de Panteón Santa Paula con el paso de los años y por costumbre adquirió el nombre de Panteón Belén. El camposanto estuvo activo sólo 50 años pues su nacimiento como uno de los primeros panteones de Jalisco fue en 1846 y cerrado en 1896.

Su ingeniosa construcción fue llevada de la mano del arquitecto Manuel Gómez Ibarra a petición del obispo Don Diego de Aranda, en el corazón del lugar se localiza un mausoleo con cúpulas que son muy parecidas a las que están en la catedral de Guadalajara, al centro en el interior esta la capilla principal y en la parte inferior se aprecian las catacumbas, en las que  se resguardaban los cuerpos de importantes figuras del estado y que más tarde fueron trasladados a la Rotonda de los Jaliscienses ilustres.

Actualmente el panteón esta clausurado para eventos funerarios pero sigue funcionando como museo a fin de que los visitantes aprecien su construcción y conozcan de cerca las tumbas y leyendas que rodean al lugar.

Nachito y su eterno miedo a la oscuridad

La tumba del niño Ignacio Torres Altamirano, es sin duda una de las que más llaman la atención, pues la gente a su paso le deja peculiares ofrendas que van desde los juguetes hasta una variedad de dulces esto debido a su historia basada en el miedo a la oscuridad que tenía el infante.

Según su leyenda Nachito nació con un miedo descomunal a la oscuridad, su temor era tan grande que sus padres debían dejar las luces encendidas durante toda la noche, ya que si esto no sucedía el niño permanecía gritando y llorando durante todas las horas de oscuridad. Un día la luz del cuarto permaneció apagada y el resultado fue aterrador, pues encontraron su cuerpo sin vida y llevado al panteón Belén de la perla tapatía. Al día siguiente de su sepulcro, los encargados del lugar lo encontraron fuera de su tumba, este fue un hecho que se repetía a diario, lo que llevó a sus padres y autoridades a colocar su ataúd por fuera de la tierra y acompañar el lúgubre espacio con iluminación por la noche, según relatan que desde que se llevó a cabo esta acción el cuerpo del niño jamás se volvió a ver fuera de su sitio.

El vampiro que juró venganza

En la época colonial en Guadalajara, desde Europa, llegó a vivir a la ciudad Don Jorge, un hombre que según su historia hacía recorridos nocturnos con una actitud bastante extraña que se acompañaba de una vestimenta totalmente negra.

Cada vez que el misterioso hombre abandonaba su casa a su paso dejaba una serie de animales muertos, con el tiempo la muertes comenzaron a ser humanas, un suceso que alertó a la comunidad lo que los llevó a investigar la causa de esas misteriosas perdidas. Un día se escucharon gritos ensordecedores muy cerca del Panteón Belén la sorpresa fue que al llegar al lugar Don Jorge atacaba a un hombre clavándole en el cuello con lo que parecían ser colmillos, los pobladores lo persiguieron por algunos minutos pero este logró escapar.

Más tarde el cura de aquella época decidió asistir a su morada y realizarle un exorcismo acompañado de algunas personas, en el acto alguien clavo sobre su pecho una estaca y antes de morir don Jorge juró que regresaría a cobrar venganza. Su cuerpo fue llevado al famoso panteón y curiosamente años después un árbol comenzó  a emerger de su tumba iniciando así la leyenda de que el día en que el árbol sea derrumbado o este rompa por completo la lápida, el vampiro regresará a cumplir su promesa de venganza.  

Una consulta médica desde el más allá

En el Panteón Belén, una de las gavetas mejor conservadas y más visitadas de todo el lugar, es la del doctor José G Castro, quien lamentablemente falleció a los 29 años. Con su muerte sus pacientes acudían primero a darle sus condolencias, después curiosamente se presentaban para pedirle “consultas” al hombre quien en vida los había salvado de sus males.

Con el paso de los años estas visitas se hacían más constantes, pues las personas enfermas afirmaban que el doctor los sanaba desde el más allá.

De acuerdo a la leyenda, toda persona que visite la tumba del médico José Castro a las 12:00 horas del día, le rece con fervor una oración y pida por la sanación de algún enfermo, este le concederá la petición. A más de 150 años de su muerte su gaveta sigue estando llena de ofrendas y visitas que solicitan una pronta recuperación.

Yes

Bloguera de hueso colorado desde el 2008. Porqué siempre hay algo que decir yes@elblogdeyes.com