¿Qué paso con la música de Moenia?
A ver, levante la mano quien no se haya puesto nostálgico con rolas como “Manto Estelar” o “No Puedo Estar Sin Ti”. Moenia, en sus inicios, era sinónimo de sintetizadores pegajosos, letras que te llegaban al corazón y un sonido que te transportaba a otra dimensión. ¡Eran la onda!
Pero, ¿qué pasó después? ¿En qué momento la música de Moenia tomó un rumbo… digamos… peculiar? Es como si hubieran cambiado el sintetizador por un theremin desafinado y las letras profundas por trabalenguas sin sentido.
De “Manto Estelar” a “Manto… ¿de qué?”
No me malinterpreten, respeto la evolución artística y la experimentación musical. Pero, seamos honestos, algunos de los últimos trabajos de Moenia nos han dejado más confundidos que un perro en una ferretería.
Es como si de repente hubieran decidido que lo cool era hacer música para elevadores espaciales o para comerciales de yogurt probiótico. ¿Dónde quedaron esos beats que te hacían bailar hasta que te dolieran los pies? ¿Dónde quedaron esas letras que te hacían suspirar por el amor perdido?
¿Será que se les acabó la pila al sintetizador?
No sé ustedes, pero yo tengo la teoría de que a Moenia se le acabó la pila del sintetizador y tuvieron que empezar a usar sonidos de licuadora y de microondas para crear sus nuevas canciones. ¡Es la única explicación lógica!
Y no me digan que no han notado que las letras ahora parecen escritas por un algoritmo de inteligencia artificial que se alimentó de poemas de primaria y de horóscopos de revista. ¡Es un revoltijo de palabras que no tienen ni pies ni cabeza!
¿Siguen siendo los mismos?
La verdad es que me pregunto si los integrantes de Moenia siguen siendo los mismos que nos hicieron vibrar en los 90 y principios de los 2000. ¿Será que fueron abducidos por extraterrestres que les lavaron el cerebro y les obligaron a hacer música experimental para confundir a la humanidad?
O tal vez simplemente se cansaron de hacer synth-pop y decidieron explorar nuevos horizontes musicales. ¡Quién sabe! Lo que sí sé es que extraño esos tiempos en los que Moenia era sinónimo de buena música y de letras que te hacían sentir algo.
¿Hay esperanza?
A pesar de todo, sigo teniendo la esperanza de que Moenia regrese a sus raíces y nos regale un disco que nos haga recordar por qué nos enamoramos de su música en primer lugar. ¡Un disco que nos haga bailar, cantar y suspirar como en los viejos tiempos!
Mientras tanto, seguiré escuchando “Manto Estelar” y “No Puedo Estar Sin Ti” en repeat, recordando esos momentos en los que Moenia era la banda sonora de mi vida. Y quién sabe, tal vez algún día me anime a escuchar sus nuevos discos… ¡pero con el volumen al mínimo, por si las dudas!
