Oficialmente asgardiana
Sí señor, yo lo sabía, yo soy asgardiana y no necesito certificado de nacimiento para comprobarlo, y aunque lo nieguen mis padres yo soy asgardiana, proveniente de esa gran raza de vikingos míticos de los cuales se habló por primera vez en los poemas escaldicos en el siglo XIII. Muy cerca del Valhalla es de donde yo provengo y bien lo sabe mi corazón, valiente, romántico, aventurero y más fuerte de lo que cualquiera pudiera imaginar, mi corazón asgardiano me hace ser una persona completamente única y original.
Miren esta foto muestra que si soy asgardiana, obvio, por favor no miren él tubo, más bien concéntrense en el outfit y las proporciones de esta asgardiana.
Rayos, me siento igual que cuando Homero andaba perdido y para encontrarlo pusieron la foto menos idónea para el proceso, ustedes solo emitan de la foto anterior el tubo, el contexto recuerden que era de un reportaje de pole fitness, pero ciertamente cada que veo esa foto me siento como una alta, atlética vikinga mexicana, que por extrañas razones del mundo, ciertas personas me han dicho hasta asiáticas.
Pero que no se confunda, el que yo diga que soy asgardiana no significa que no sea mexicana, más bien es una combinación de razas en la que soy mitad asgardiana, mitad mexicana, ya saben eso del mix de razas llego lejos hasta la literatura mítica nórdica.
Bien para saber un poco más de las características de esta valiente raza, solo falta sumergirse en los poemas nórdicos o islandeses para empaparse de la magia de Odín, el Valhalla y este grupo de vikingos, eso o puedes leer algo más light como Thor de Marvel y conocer porque es grande esta raza.
Así que yo me siento vikinga, si bien a lo mejor me falta altura y cierto color de piel, esa pasión, bravura, valentía, necedad, coraje y valor que caracterizan a todo buen vikingo, hacen que yo me sienta una vikinga asgardiana, por lo menos honoraria.
