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No te obsesiones con ese mensaje

Yesica pase lo que pase, hagas lo que hagas, no te obsesiones con ese mensaje, déjalo ir, no permitas que tu mente juegue contigo, no lo hagas, no te obsesiones con ese mensaje, no lo vayas a hacer por favor.

Aunque ahora que lo pienso, no es como que yo decida de manera consciente con que no me obsesiono y con que sí, ¡yo no decido!
Es más, de facto, entre menos me quiero obsesionar con algo, entre más me lo prohíba y entre menos quiera pensar en ello, más torturante es esa obsesión, más grande se hace hasta que me domina, mmmmmm, no sé, supongo que dentro de mis muchas enfermedades mentales, la obsesión compulsión es una de ellas; esa que me hace obsesionarme con las cosas, principalmente con las que no debo obsesionarme, eso me obsesiona más y me hace actuar compulsivamente.

Por cierto, también puede aplicar la teoría de la prohibición, entre más te prohíbas algo, más lo anhelas, ¿entonces la solución es darle rienda suelta a las obsesiones?, ¿acaso los es?
Por un lado aplica la teoría de que entre más te prohíbas algo, más lo quieres, y también aplica la idea de no pienses en elefantes blancos, mmmmm, creo que ya me confundí más.

Sin embargo siempre me sucede así, supongo que esa es mi maldición o el karma que debo redimir en esta vida, controlar mis obsesiones, controlar mi mente y domar mis impulsos de manera consciente; creo que esa es una buena pista de lo que vine a hacer en esta vida, entre otras cosas.

Así que he descubierto que una de las mejores maneras para no obsesionarme, incluso con un mensaje de WhatsApp, he descubierto que la mejor forma para no hacerlo, es que tengo que hablarme en tercera persona, en mal plan, tono serio, como si alguien más estuviera hablando conmigo para regañarme y evitar obsesionarme con las cosas.
Y si lo que te preocupa es que yo hable conmigo en tercera persona en voz alta, es porque no has leído nada de lo aquí escrito y mucho menos me conoces, te juro, hay cosas más preocupantes que esa, GUIÑO.

Realmente me resulta complicado no obsesionarme con algo, no analizarlo hasta su mínima expresión y no pensar en eso.

Eso me paso el domingo pasado, cuando llego un extraño mensaje, de alguien que no podía recordar y cuya mini imagen de avatar, una que no podía ver bien, eran desconcertantes.

Esas y muchas preguntas más invadían mi cabeza, mientras no recibía respuesta pero entonces desarrollaba muchas conjeturas, de que persona, que hace mucho tiempo no veo, sigue conservando mi teléfono celular, para ocasionarme una pequeña obsesión.

Entre más analizaba ese mensaje, entre más buscaba pistas, más me obsesionaba, es curioso ¿no?, como un simple mensaje, de cualquier persona en este mundo puede obsesionarnos en grados extraños.

Además otra cosa que me hacía obsesionarme, es que ese mismo día Poncho, un compañero de la universidad, también se acordó de mí, un santo que no es de mi devoción, y también tengo que confesar, que estos días no tengo mucha paciencia para nadie, he intentado no obsesionarme con mis mensajes lo hice.

Solo tuve que esperar un par de horas, mientras me decía “No te obsesiones con ese mensaje”, para descubrir quién era y que quería.

Como moraleja de esta extraña historia de las obsesiones, solo puedo decirte que nunca te llevan a ningún lado y te hacen sentir tonto y extraño cuando estas terminan. Hoy yo me obsesione con una tontería, un mensaje que seguramente pensarás es muy tonto, pero solo piénsalo y recuerda la última vez que tú te obsesionaste con un mensaje y trata de recordar de forma exacta ese mensaje, te sorprenderá lo tonta que también fue tu obsesión.

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