Filosofando

No juzgues un libro por su portada

Parece lección moralista de tu abuelita o hasta de tu mamá, de esas lecciones que te dan cuando quieren que hagas algo a su manera y para ello aplican la sabiduría colectiva con la imaginaria popular, bueno pues, los refranes populares que nos han educado toda la vida.
Seguro a ti te paso como a mí, bueno, eso espero; porque en mi casa incluso aplicaba la de “agua pasa por mi casa, cate de mi corazón”, y más allá de una adivinanza, lo juro, en mi familia se usaba para transmitir grandes moralejas de vida. Eso o puede ser que pensaran que yo era medio tarda, mmmmmm, puede ser no descarto nada, digo, yo era muy retraída, tímida y sería, tal vez solo era conmigo que se la pasaban diciendo cosas de ese tipo, porque pensaban que era algo “especial”, PERO POR SI LAS DUDAS y por si estas tentado a decir algo sobre el tema, NO, no soy “especial” y no era medio tarada. Solo era rara a secas.

Que lo juro, incluso de niña, me desconcertaba la forma tan extraña con la que se relacionaban las personas conmigo y no solo mediante refranes, dichos populares o adivinanzas mexicanas, sino muchas cosas más.

Pero tengo que regresar al tema, no juzgues un libro por su portada, repito, de esas cosas que te dice tu abuelita, es más, de esas tontas frases huecas que uno se encuentra en internet, y ahora se han convertido en huecas de tanto que se dicen sin entenderse.

Frases que dicen algo lógico que hace click con tu cerebro, con imágenes de fondos bonitos pero que a nadie le importan y no porque digan cosas tontas o sin sentido; sino porque en la práctica hacemos lo opuesto, aunque la razón y algo en nuestro interior nos diga que está mal, que las cosas no deberían ser así, que no deberías perpetuar comportamientos malos y errantes.
No es que busquemos seguir los patrones de conducta malos y los hagamos deseables, pero de forma práctica hacemos todas esas cosas que sabemos no deberíamos hacer, pero igual, las hacemos de forma práctica, así que esa ideología que importa, se convirtió en simples frases “bonitas” que están en fondos “bonitos” y solo eso.

De esa manera las cosas que importaban, se quedaron como frases y perdieron toda la ideología; y más esta, la idea de juzgar a un libro por su portada, de forma literal y metafórica. Y no es que yo sea frívola o considere que este bien, pero en estos tiempos donde la imagen lo es todo, y lucir de forma correcta es la llave del éxito, en estos tiempos frívolos y superficiales, es imposible no juzgar a una persona por su apariencia, es imposible no juzgar a un libro por su portada y es muy difícil NO permitir que las apariencias influyan en nosotros.

Esta mal claro, pero en estos tiempos locos la vida es así, y si la sabiduría popular lo dice también, como antídoto “como te ven te tratan”, “la primera impresión es la que cuenta”.

Además es curioso, si la vida, nuestras abuelitas o quien sea quería educarnos con sabiduría popular, pues esta cagado, por una frase para no prejuzgar a las cosas o las personas, existen otras 10 que van contra esa idea.

Que por cierto, no importa cuantas frases existan al respecto, cada quien hará lo que considere más correcto, sin importar cuantas imágenes “bonitas” de internet digan lo opuesto, o cuantas veces tu mamá o tu abuelita repitan esas frases que han perdido sentido. Por otro lado, es medio difícil nadar contra la corriente y más cuando en estos días todos te tratan de acuerdo a la impresión que generas; entonces todos quieren lucir con la imagen correcta, para no ser juzgados por su portada.

Lamentablemente aquellas personas que más se preocupan por tener la pasta adecuada, la presentación ideal, son aquellas que descuidan el contenido. No juzgues un libro por su portada

Hablando de forma metafórica, creo que todos deberíamos preocuparnos tanto por el fondo, como por la forma, para tener esa imagen que nos gusta de nosotros mismos, que proyecte nuestro estilo, pero con la personalidad necesaria para sustentar aquello que proyectamos. No se trata de tener un libro bonito, o ser una persona bien arreglada, se trata de estar en congruencia por dentro y por fuera.

Pero eso es hablando de nosotros mismos, ahora, queda la lección pendiente, no juzgues a un libro por su portada, y eso más que una frase bonita, o una cosa de tu abuela, más que eso, debería ser una filosofía interna, en la que primero te permites conocer a una persona, por dentro y por fuera para dar una opinión, una valuación y saber cómo encaja en tu vida.

Porque cuando juzgas a alguien únicamente por su apariencia, estás perdiéndote de conocer lo mejor o lo peor de alguien, de verdad, no juzgues un libro por su portada, sobre todo cuando es más interesante leer el prólogo y si te convence, seguir hojeando el libro.

Yes

Bloguera de hueso colorado desde el 2008. Porqué siempre hay algo que decir yes@elblogdeyes.com