No me gustan las críticas
En este vasto universo de opiniones y juicios, hay una verdad que necesito proclamar: no me gusta la crítica. Sí, yo, confieso que prefiero mil veces un elogio sincero a la más constructiva de las observaciones. Vamos a sumergirnos en mi mundo, donde la crítica es el coco que acecha en la oscuridad, y exploraremos por qué no me gusta la crítica, y cómo intento (a veces con éxito) esquivarla.
¿Por qué No me gusta la crítica?
Esta aversión no es simple vanidad (bueno, quizás un poquito). Hay razones más profundas que explican por qué no me gusta la crítica.
- Herida en el Ego: Mi ego es como un castillo de naipes, delicado y propenso a derrumbarse con el menor soplido. Una crítica es como un huracán que amenaza con destruirlo todo.
- Miedo a no ser suficiente: En el fondo, temo no estar a la altura de las expectativas. Cada crítica es un recordatorio de mis imperfecciones y limitaciones.
- Recuerdos dolorosos: Tal vez de niña me dijeron que mis dibujos parecían garabatos de chango (¡gracias, tía!), y ahora cada crítica me transporta a ese momento de humillación.
Sé que vivir en una burbuja de autoelogios es irreal, pero ¡un soñador puede soñar! La pregunta es: ¿Cómo puedo navegar este mundo lleno de juicios sin que mi autoestima se haga añicos?
- Aceptar Mis Imperfecciones: Soy humano, y como tal, imperfecto. Aceptar esta verdad es el primer paso para no tomarme las críticas tan a pecho.
- Valorar Mis Logros: En lugar de centrarme en lo que hago mal, prefiero celebrar mis éxitos, por pequeños que sean. ¡Auto bombo, le dicen!
- Rodearme de Gente Positiva: Busco la compañía de personas que me apoyen y me animen, en lugar de señalar mis errores.
Estrategias (ligeramente absurdas) para evitar que me critiquen (o al menos, para que no me afecte)
Si eres como yo y prefieres huir de las críticas como de la mordida de un perro, aquí tienes algunas tácticas que he desarrollado con el tiempo:
- El Escudo de la Humildad: Antes de que alguien pueda criticarme, me adelanto y señalo mis propios defectos con humor. ¡Así les quito la diversión!
- La Cortina de Humo Verbal: Si alguien intenta darme una crítica, lo bombardeo con una avalancha de palabras, cambiando de tema constantemente hasta que se olvide de lo que iba a decir.
- La Desaparición Estratégica: Si veo venir una crítica, simplemente desaparezco. Me hago el muerto, me voy al baño, ¡lo que sea con tal de evitar la confrontación!
Sí, sigo prefiriendo los halagos, y sí, sigo evitando las críticas siempre que puedo. Pero también he aprendido que, a veces, las críticas pueden ser una oportunidad para crecer y mejorar. No se trata de amarlas, sino de no dejar que me definan. Y tú, ¿cómo lidias con la crítica?


