¿Me está saludando a mí?

¿Te ha pasado que ves a alguien a lo lejos haciendo señas y te quedas pensando: ¿Me está saludando a mí?, y sientes esa sensación de incertidumbre, combinada con la esperanza de ser reconocido, puede ser una montaña rusa de emociones. Vamos a explorar este momento incómodo y reírnos un poco de nosotros mismos.

El dilema del saludo ajeno

Imagínate la escena: Estás caminando por la calle, de repente ves a alguien a lo lejos con la mano levantada y una sonrisa. Tu cerebro empieza a trabajar a mil por hora:

  • Opción A: ¡Sí, me está saludando! Rápidamente levantas la mano, sonríes como si fueras el mejor amigo de esa persona y… ¡oh, sorpresa! Resulta que estaba saludando a alguien detrás de ti. ¡Tierra, trágame!
  • Opción B: No, seguro no es a mí. Decides ignorar el saludo, sigues caminando como si nada y… ¡ups! La persona se te acerca y te dice: “¡Oye, qué onda! ¿No me ibas a saludar?”. ¡Doble tierra, trágame!
  • Opción C: La duda eterna. Te quedas paralizado, sin saber qué hacer, con una cara de “¿Me está saludando a mí?” que lo dice todo. La persona pasa de largo y te quedas con la duda existencial.

Cuando No Reconoces a Nadie

Otra situación clásica es cuando alguien te saluda con mucha confianza y tú no tienes ni idea de quién es. ¡El terror!

  • El “Hola, ¿cómo estás?” genérico: Asientes con la cabeza, sonríes y dices “¡Todo bien! ¿Y tú?”. Esperando que la conversación no se prolongue demasiado y te descubran.
  • El “¡Cuánto tiempo sin verte!”: ¡Aquí es donde entra la actuación! Respondes con un “¡Sí, ya sé! ¡Cómo pasa el tiempo!”, rezando para que no te pregunten de qué se conocen.
  • El “¡Qué grande estás!”: Si te dicen esto, ¡huye! Seguramente es un familiar lejano que no ves desde que eras niño y no tienes ni la menor idea de quién es.

Estrategias de Supervivencia

Para evitar estos momentos incómodos, aquí te van algunos tips:

  • Analiza el contexto: ¿Estás en un lugar donde conoces a mucha gente? ¿La persona te está mirando directamente?
  • Usa el saludo universal: Levanta la mano tímidamente y sonríe. Si te responden, ¡bingo! Si no, siempre puedes hacer como que te estabas estirando.
  • La técnica del despistado: Haz como que estás hablando por teléfono o revisando tu celular. ¡Nadie sabrá si te estaban saludando o no!

La próxima vez que te preguntes “¿Me está saludando a mí?”, relájate y tómatelo con humor. ¡A todos nos ha pasado alguna vez! Y si te equivocas, ¡no te avergüences! Ríete de ti mismo y sigue adelante.

La duda de si “¿Me está saludando a mí?” es una experiencia universal. Enfrentar la pregunta “¿Me está saludando a mí?” con humor aligera el momento.

¿Me está saludando a mí?: La clave es no tomarse estas situaciones tan en serio.

Bloguera de hueso colorado desde el 2008. Porqué siempre hay algo que decir yes@elblogdeyes.com