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Cuándo te cagan las notificaciones

Nuestras vidas giran alrededor de nuestros celulares. ¿Te has dado cuenta de cuántas veces al día suena tu teléfono? Es como si las notificaciones estuvieran en una competencia para ver quién puede interrumpirte con más frecuencia. Desde el momento en que abres los ojos hasta que te vas a dormir, esas notificaciones indeseadas pueden ser más irritantes que una mosca zumbando en tu oído. Vamos a explorar el lado divertido (y frustrante) de las notificaciones, porque aquí todos hemos pasado por eso.

El sonido que estresa

Imagina esto: te encuentras en una reunión importante o disfrutando de una cita romántica, y de repente… ¡BEEP! Suena el ringtone más molesto de la eternidad, como si estuviera gritando: “¡Mira aquí, quiero tu atención AHORA!” A veces, las notificaciones suenan tan dramáticas que uno podría pensar que es una alarma de emergencia. Es como si tu celular se hubiera vuelto un DJ de fiesta, haciendo más ruido que la conversación misma. Y si el sonido no es suficiente, entonces está la vibración, que tiene la mala costumbre de activar un pequeño temblor en tu bolsillo que puede parecer una alerta sísmica.

El número que agobia

Otra cosa que nos puede cagar son esos números que aparecen en la pantalla cada vez que recibimos una notificación. ¿Te ha pasado? Abres una aplicación y ahí está: un prominente “123” que parece burlarse de ti. Es como un amigo que te dice que te callas un ratito, pero lo hace con un gran número que grita: “¡Tienes un montón de cosas por hacer y no te has puesto al día!” La ansiedad que esto provoca es real; ves ese número y lo único que quieres es borrarlo de tu vida, aunque eso signifique sacrificar unos minutos de tu tiempo precioso.

El efecto “cabeza de perro”

Aquí viene el efecto “cabeza de perro” (sí, ese término sofisticado que acabo de inventar). Te explico: ese momento en que sientes que tu celular vibra en el bolsillo y, como un perro entrenado, sacas la cabeza del hombro en un instante para mirar qué es. Aunque sea solo un mensaje que te recuerda que no has alimentado a tu planta virtual de una app del 2015, te sientes obligado a revisarlo. Lo que pasa es que ese simple acto provoca un efecto dominó: ahora estás en las redes sociales, estás viendo memes, y antes de que te des cuenta, han pasado 30 minutos de tu vida. ¡Gracias, notificaciones!

La batalla de las apps

Ahora empecemos con la guerra que todos enfrentamos: la batalla de las apps. ¿Team WhatsApp o Team Facebook? Cada app parece tener un propósito: una para chatear, otra para ver fotos y, por supuesto, varias que están ahí solo para probarnos y llenarnos de más notificaciones. Un día decides silenciar a una, y pronto comienza la próxima app a sonar la alarma. Tantas notificaciones de diferentes aplicaciones pueden hacer que te sientas como un capitán de barco en medio de una tormenta. ¿Deberías dejar todo en silencio y tener paz o rendirte a este caos digital? La respuesta es… bueno, aún no tenemos un consenso definitivo.

Al final del día, todos tenemos que lidiar con las notificaciones, esas pequeñas intrusiones que pueden transformar un momento placentero en un mar de ansiedad. Lo importante es recordar que estas notificaciones van y vienen, pero tú eres quien decide cuánto poder les das en tu vida. Así que la próxima vez que suene tu teléfono, ríete un poco, respira hondo y piensa: ¡Es solo una notificación, no el fin del mundo! Porque, seamos sinceros, ¿quién no ha querido lanzar el celular por la ventana un par de veces? ¡Bienvenidos a la era digital!

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Bloguera de hueso colorado desde el 2008. Porqué siempre hay algo que decir yes@elblogdeyes.com

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