No me malentiendas
Hay días en los que no sé ni qué onda con la vida, y por supuesto hay días en los que ando ochentera, una década que musicalmente hablando, me parece insuperable. Sin embargo cada década tuvo sus puntos fuertes, pero adoro los ochentas, por su música.
Música que apenas voy descubriendo, música que se me mete por los oídos y hace vibrar mis células, pero son canciones que alguna vez oí, canciones que a veces y dependiendo de los días, regresan a mí como deja vú, como pistas o fragmentos de estupendas canciones que no puedo recordar por completo, pero esos fragmentos ahí están.
Así que el día de hoy tenía dos horas pensando en una canción, una canción que me obsesiono en su búsqueda a través de la web, de todas mis canciones en iTunes, en el iPod, una canción que debía encontrar sin importar que, el tiempo que me tomará, los recursos que necesitarán, sin importar a la gente a la cual molestará con la tonta pregunta cómo se llama esta canción, que no tengo idea que diga, solo recuerdo la tonada, una tonada que tararee mucho, sin éxito alguna.
Eso no importaba, yo seguía en la búsqueda de mi canción. Es gracias a estas búsquedas imparables e incontrolables, que me siento útil y con un propósito; encontrar la mejor canción de los ochentas, con un fragmento de tonada que me esta obsesionando.
Y cuando eso pasa, cuando estoy en ese nivel de obsesión por una canción, no paro, de verdad, te lo juro, yo deje todo para encontrar esa canción, una que no paraba de tararear con la esperanza de encontrar más pistas que me llevarán a encontrar su nombre o más fragmentos de la canción, durante dos horas, LITERAL, deje dos horas de trabajar para buscar en internet esa canción, con dos palabras de la letra que recordaba; pero no fue suficiente, así que me puse a buscar en todos los álbumes, compilaciones y listados de las mejores canciones de los ochentas, esa canción, una por una, nombre por nombre, artista por artista.
En esta búsqueda de la canción perfecta, esa canción que aparentemente solo existía en mi cabeza, por supuesto que me encontré con buenas rolas, canciones magnificas, ejemplos claros de porque los ochentas fueron la onda cuando se habla de pop y pop rock. Pero nada se comparaba con la canción que tenía en la cabeza, ningún sonido era medianamente comparable con la canción que tenía en la cabeza, nada, SIMPLEMENTE NADA SE COMPARABA con esa imaginaria canción.
Una canción que no dejaba de escucharse en mi cabeza, con profundas guitarras y bajos inolvidables, con una voz aterciopelada y ronca, esa canción me obsesiono de maneras increíbles, como esos sueños que atrapan tu cabeza y hacen que no pienses en otras cosas, porque parecen reales, pero no lo son. Así me sentía, en el limbo, porque tenía esa canción, un fragmento de su melodía que se repetía imparablemente.
Y mientras más canciones escuchaba, más frustrada me sentía, porque no podía conformarme con esas increíbles canciones, yo seguía buscando algo que aparentemente solo existe en mi cabeza. Pero eso paso hasta que llegue a una rola, Don’t Get Me Wrong, la única canción, que me hizo olvidar mi obsesión por algo que no existía.
Pero ahora que hablo de esta extraña búsqueda, una que si sucedió y fue real, me hace pensar en la búsqueda del amor, carajo, creo que en la obsesión de encontrar a ese perfecto sueño, me distraje y deje de ver las cosas reales que tenía frente a mí.
WOW, a veces uno descubre los errores de la vida, esos que uno comete, cuando se obsesiona con una canción que aparentemente no existe.
Y no me mal entiendas, no hablo de conformarse, hablo de abrir los ojos y disfrutar lo que está frente a ti, esas cosas magnificas que uno pasa por alto, porque tiene la cabeza pensando en sueños que no existen.
Así me pasó con esta canción de The Pretenders que se extrae del álbum “Get Close” del año 86, una estupenda rola, que se volvió hit mundial, todos la escuchaban, todos la bailaban y todos la disfrutaban.
Fue gracias a esta canción, que pude olvidar mi otra perfecta canción, por fin pude olvidar esa tonada que me obsesiona y ahora son estas magnificas guitarras y esos coros los que inundan mi cabeza.
Creo que a veces en lugar de enfocarnos en pensamientos que solo viven en nuestra cabeza, deberíamos disfrutar las cosas reales, incluso con música.
Don’t Get Me Wrong o no me malentiendas o malinterpretes, es la canción de hoy, esa canción que te dice no me mal entiendas, solo estoy disfrutando la vida, que curiosamente es más divertida cuando estás tú, pero no lo malinterpretes no tiene que ver lo uno con lo otr.