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Lotería, criptomonedas y virtualización

A medida que han ido pasando los años los bienes físicos han ido perdiendo protagonismo. Sí, todavía hay objetos preciados por los que la gente es capaz de esperar largas colas e incluso pegarse en un buen día de rebajas, pero lo que está claro es que los bienes intangibles han ido ganando terreno sobremanera.

La digitalización es un proceso más que asumido e integrado en nuestra sociedad. Los relojes digitales llevan décadas siendo más comunes que los analógicos, por ejemplo.  Se podría decir que el Siglo XX fue el siglo en el que transicionamos desde los grandes avances mecánicos surgidos en el XIX, hacia versiones digitales más eficientes y menos complejas de usar. En el siglo XXI, por su parte, llevamos tiempo observando como esa transición ha mutado hacia una conversión de lo digital a lo virtual. Y es que, aunque parezcan palabras similares que muchas personas tienen como sinónimos, lo cierto es que existe un matiz sumamente importante que las diferencia: lo virtual es intangible.

Pongamos como ejemplo de nuevo a ese reloj. A lo largo de la historia han existido relojes de mecánica simple como los de arena o los solares, luego aparecieron complejos mecanismos repletos de engranajes y piezas para que por fin evolucionaran a un dispositivo electrónico y simple como los relojes digitales. Todos ellos, más o menos intricados, no dejaban de ser un objeto físico y especializado en una función concreta. Ahora, no obstante, la manera más habitual de consultar la hora es a través de los innumerables relojes virtuales que podemos encontrar en casi cualquier lugar: desde la pantalla de bloqueo de nuestros dispositivos móviles hasta la barra de herramientas de nuestro ordenador. Saber la hora nunca ha sido tan accesible como lo es ahora. Y no es porque nos hayamos dedicado a fabricar relojes en masa, sino porque hemos encontrado la manera de virtualizar un gran número de tecnologías y canalizarlas a través de dispositivos multifunción.

Es un proceso natural que ha sufrido una gran parte de las cosas a las que nos exponemos en nuestra vida cotidiana desde aparatos como la calculadora hasta servicios como la lotería.  Y aunque es tremendamente difícil de imaginar qué será lo próximo hasta que lo tengamos delante, podemos intuir por donde irán los tiros. Todo apunta a que la forma en la que entendemos el dinero cambiará en un futuro a medio plazo. No hay más que ver el auge de las criptomonedas, que al final no dejan de ser la virtualización máxima del concepto dinero. Lo que hace una década no era más que una jerga informática reservada para unos cuantos entendidos, ahora se ha convertido en una realidad intangible pero palpable.

Ya hemos dejado de bajar a la administración de nuestro barrio para comprobar los resultados Eurojackpot o de cualquier lotería. Ahora lo hacemos todo en línea y en el futuro puede que incluso dejemos de pagar con divisas convencionales, pero, aunque hayan cambiado la formas, el acto en sí no dista mucho de lo que hacían nuestro abuelos.

Suena extraño, pero no debería sorprendernos. Una cosa que hay que tener en cuenta es que la virtualización, por lo general, es revolucionaria a nivel tecnológico, pero no necesariamente a nivel social. Sin duda cambiará nuestros hábitos de consumo y replanteará el modelo de negocio de muchos sectores, pero al final no deja de ser una nueva forma de aproximarnos a lo que ya nos rodea y que no cambia. De una forma u otra, seguiremos dando la hora.

Yes

Bloguera de hueso colorado desde el 2008. Porqué siempre hay algo que decir yes@elblogdeyes.com