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Los dos Fromm´s

Resulta que durante mucho tiempo pensé que era más culta de lo que realmente soy (o tal vez no). Pero bueno, lo que sí tengo es una memoria que a veces me sorprende, de esas que te permiten recordar detalles random con una precisión casi absurda.

Gracias a esa memoria (que algunos exagerados llamarían eidética), puedo recordar conversaciones, imágenes y sensaciones con un nivel de detalle que asombra a mis amigos. Pero, ¡ojo!, eso solo sucede con ciertos recuerdos. Lo básico de la escuela (geografía, civismo, historia) ya se me borró por completo. ¡Ups!

Por eso no me considero culta, sino lista, que son cosas muy diferentes. Y claro, la impresión que tengo de mí misma puede ser muy diferente a la que tienen los demás. Para algunos soy una persona madura y culta, mientras que para otros soy intolerante, mandona y prejuiciosa. ¡Así es la vida!

Como diría Erich Fromm, soy un digno caso de estudio de la mente humana, la personalidad y, por supuesto, un estupendo espécimen para el psicoanálisis moderno. ¡Comprender a una persona tan compleja como yo podría ser un gran avance en la ciencia de la mente! (Y no lo digo por presumida, eh). Lo que me hace interesante es que soy muy compleja, por no decir loca. ¡Eso es lo que hace que las personas me consideren enigmática!

La Historia De Los Dos Fromm’s (Y De Las Dos Yo’s)

Pero aquí hay un antes y un después, un punto de inflexión. Antes de que se me “destapara el cerebro” y después. ¡Esa es la historia de los dos Fromm‘s! Mi época en la que no entendía nada y la época en la que puedo entenderlo (casi) todo.

Verán, cuando era adolescente, mi padre quería expandir mi mundo y que dejara de sentirme alienada. En su afán por ayudarme, lo único que se le ocurrió fue darme libros. ¡Genial! Un padre que ayuda a su hija con libros que no puede entender. Normalmente me daba libros de Erich Fromm, una persona que él considera valiosa por sus aportes sobre la personalidad y la individualidad.

Fue entonces cuando me dio el libro “Y seréis como dioses”, un libro que a los 15 años no pude ni comprender. No pasé de la hoja 15 sin decir “¿qué onda con este libro raro?”. Y como siempre me escondía del mundo en la televisión, pasé mucho tiempo pensando que Erich Fromm era un autor que jamás podría leer o comprender.

Así pasaron los años, hasta que me encontré un libro que adoré: “El Arte de Amar”, escrito por Erich Fromm. En ese tiempo pensé: “¡Wow! Este otro autor no tiene nada que ver con el otro Erich Fromm que leí hace años”. ¡En mi loca e ignorante cabeza, esos eran dos autores completamente diferentes! El primero, uno acartonado que no podía leer o entender; y el segundo, uno brillante que podía plasmar en letras entendibles lo que me pasaba en mis relaciones personales.

¡En mi mente eran dos Fromm‘s diferentes! Cuando lo único que era diferente era yo. No eran dos Erich Fromm‘s, sino dos Yesica’s: la de antes y la de ahora, la que no podía entender al mundo y la que ahora se identifica con él.

Obviamente, yo estaba convencida de que eran dos personas diferentes, hasta que mi papá se cagó de la risa por mi error inocente y me hizo ver que eran uno solo y que la que había cambiado era yo.

Resulta que un buen día entendí por completo esos conceptos que antes no me entraban en la cabeza. Por eso no podía creer que fueran el mismo autor. ¡Simplemente no podía ser! ¿Cómo era posible que yo entendiera a aquel precursor del psicoanálisis moderno, creador de conceptos complejos como separatidad y la conciencia de sí mismo?

Nunca se trató de dos Fromm‘s, sino de dos Yesica’s. Dos personas que nadie podría creer que fueran la misma si no lo vieran con sus propios ojos.

Por cierto, “El Arte de Amar” es un libro que tienen que leer (lo pueden encontrar en PDF aquí). Yo, por lo pronto, le daré otra leída a ese estupendo libro que marcó otra era en mi vida.

“Quien no conoce nada, no ama nada. Quien no puede hacer nada, no comprende nada. Quien nada comprende, nada vale. Pero quien comprende también ama, observa, ve… Cuanto mayor es el conocimiento inherente a una cosa, más grande es el amor… Quien cree que todas las frutas maduran al mismo tiempo que las frutillas nada sabe acerca de las uvas.” – Erich Fromm.

Yes

Bloguera de hueso colorado desde el 2008. Porqué siempre hay algo que decir yes@elblogdeyes.com