El Blog de Yes

Lo mejor del entretenimiento

Notas Random

Los contratos: un mal necesario

Los contratos, esos documentos interminables que firmamos sin tener ni idea de lo que realmente estamos aceptando. Son como esas películas de tres horas que te prometen un final épico, pero que al final te dejan más confundido que al principio. ¿Por qué son tan confusos? ¿Por qué son tan largos? ¿Por qué tienen letras chiquitas? Y lo más importante, ¿por qué nunca los leemos?

Los contratos, esos enredos legales que nos hacen sentir como si estuviéramos en un episodio de “La Ley y el Orden”. Nos bombardean con términos legales complicados que parecen sacados de un diccionario jurídico del siglo XVIII. Y para colmo, cada párrafo parece contradecir al anterior, creando un laberinto de cláusulas que nos lleva directamente al abismo del desconcierto.

¿Por qué son tan largos? ¿Acaso los abogados piensan que tenemos tiempo y paciencia infinitos para leer un contrato de cien páginas? Parece que les encanta escribir párrafos y párrafos interminables que podrían resumirse en una simple oración. Pero no, prefieren enredarnos en un mar de palabras que nos hacen olvidar por completo de qué se trata realmente el contrato.

Y no nos olvidemos de las letras chiquitas, esas que parecen haber sido escritas por un gnomo con una pluma de ganso. ¿Por qué tienen que ser tan diminutas? ¿Acaso quieren que nos quedemos ciegos intentando descifrar lo que dicen? Parece que los abogados disfrutan viendo cómo nos retorcemos los ojos tratando de leer esas letras microscópicas que esconden cláusulas diabólicas.

Y así llegamos al punto crucial: ¿por qué nunca los leemos? Porque, sinceramente, ¿quién tiene tiempo para leer un contrato de principio a fin? Preferimos confiar en la buena fe de la otra parte y firmar sin pensarlo dos veces. Total, ¿qué podría salir mal? Bueno, tal vez deberíamos empezar a prestar más atención a esos contratos que firmamos a la ligera, antes de encontrarnos en medio de un embrollo legal del que no podremos salir.

Los contratos son como ese plato de comida exótica que te ofrecen en un restaurante desconocido: parecen deliciosos, pero nunca sabes qué ingredientes oscuros se esconden en su interior. Así que la próxima vez que te encuentres frente a un contrato interminable, tómate un momento para leerlo con detenimiento y asegurarte de que no estás firmando tu alma al diablo. Y recuerda, mejor prevenir que lamentar.

Yes

Bloguera de hueso colorado desde el 2008. Porqué siempre hay algo que decir yes@elblogdeyes.com