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Leyendas del blackjack: Edward Thorp

Muchas leyendas del juego dejan su impronta en los casinos y, acto seguido, se desvanecen. Aunque algunas se han hecho ricas con sus métodos, no suelen alcanzar la fama en otras disciplinas. Edward Thorp es una de las excepciones a la regla. El “padre del recuento de cartas moderno” ha pasado de ser un gurú del blackjack a convertirse en un inversor de primer nivel. 

Con unas ganancias netas que se estiman en 800 millones de dólares, Edward Thorp ha pasado a ser una especie de Warren Buffet en miniatura. De hecho, gran parte de su fortuna se la debe a la empresa de Buffet, Berkshire Hathaway. Pero resulta difícil obviar sus inicios como genio del blackjack, un papel que le ha valido un lugar en la galería de la fama de este juego. 

Thorp nació en 1932 y siempre fue un estudiante destacado. Se graduó con un doctorado en matemáticas en la Universidad de California y poco después comenzó a trabajar en el Massachusetts Institute of Technology, el archiconocido MIT. Con esta experiencia no le fue difícil conseguir un trabajo como profesor en la Universidad del Estado de Nuevo México, donde enseñó matemáticas desde 1961 hasta 1965. 

Durante su estancia en Nuevo México, Thorp participó en una conversación informal con sus colegas sobre los motivos por los que era o no posible derrotar a la banca en un casino. Thorp defendía que, se podía desarrollar una estrategia con unos fundamentos matemáticos sólidos para ganar, y decidió poner a prueba su hipótesis, que iba mucho más allá de los tradicionales consejos para principiantes. 

Con la ayuda de un ordenador IBM 704, comenzó a estudiar las probabilidades del blackjack. A partir del criterio de Kelly, creó sistemas de recuento de cartas y apuestas que podían superar la situación a priori ventajosa de la banca. Aunque el recuento de cartas no era un concepto nuevo (los “Four Horsemen”, un grupo de veteranos del ejército, habían desarrollado un método bastante rudimentario), Thorp lo convirtió en una herramienta capaz de vencer a la banca, no solo de reducir su margen. 

Así nació el “Recuento de Thorp”, un método que permitía que los jugadores se enfrentasen a la casa con una ventaja notable, siempre que se jugase con una sola baraja. En aquella época, esta era una de las variantes dominantes en las salas de juego de Nevada. Junto con el jugador profesional Manny Kimmel organizó un viaje a este estado, aunque primero probaron el método en casinos del Lago Tahoe y de Reno; obtuvieron un benefio de 11.000 dólares en apenas una semana. Ya en las Vegas, los éxitos no cesaron, hasta el punto de que tenían que disfrazarse para ocultar su identidad y continuar con sus estrategias. 

En 1962, Thorp tomó la decisión de plasmar por escrito sus conocimientos sobre el blackjack. Así apareció Beat the Dealer, un texto en el que se enseñaba a obtener beneficios en el juego del 21. Se convirtió en un bestseller al instante, con más de 700.000 copias vendidas en apenas unos días. Aunque las reglas del blackjack son muy sencillas, el análisis matemático no resulta tan evidente. Con su libro, Thorpe ofreció una serie de herramientas prácticas para toda una generación de nuevos jugadores. 

Después de que Edward Thorp conquistase el mundo del juego casi sin proponérselo, dio el salto a una nueva aventura. En 1967 escribió el libro Beat the Market, una obra en la que usaba técnicas de análisis cuantitativo para cribar los mercados y obtener beneficios con las acciones. En él se detalla cómo descubrir títulos que están valorados por debajo de su pontencial para invertir en ellos. Con este libro volvió a cosechar un éxito notable y fundó su propio hedge fundPrinceton Newport Partners. Durante 20 años cosechó notables éxitos, con unos beneficios anuales próximos al 19,1 %

Pese al éxito de su fondo de inversión, no se puede comparar su rentabilidad con la que obtuvo gracias a Warren Buffet. En 1982 invirtió en su compañía cuando el precio de la acción rozaba los 983 dólares. En el momento de escribir estas líneas, cada uno de los títulos está valorado en cerca de 398.342 dólares. Aunque a día de hoy todavía le reportan beneficios, nunca ha confesado cuántas acciones de Berkshire Hathaway posee

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