Tecnología

Las marcas, importan

Y mucho, no es en vano todo el dinero que gastan las empresas para construir marcas que nosotros adoptamos, no es de gusto tanto tiempo, esfuerzos y energías en marketing y publicidad; más bien todo tiene que ver con un gran emporio que se funda en el branding y engament que tenemos con las marcas; si bien existen en el mercado muchos usuarios llamados switchers que cambian como interruptores sus preferencias en base a precio, disponibilidad o ubicación, existen en la actualidad un concepto muy fuerte que nos vincula con una marca, lo que ella representa o inclusive su status.

No estamos comprando unos tenis, estamos comprando unos nike, no estamos usando un reproductor de música, estamos usando un iPod, no estamos vistiendo ropa, estamos usando unos levy´s. Bien, no me quiero meter en conceptos de marketing o publicidad, más solo quería decir que las marcas tienen un gran valor, uno que no es monetario o se mide en la bolsa de valores, tienen un valor mental, una posición en nuestra cabeza que nos hace comprarlas o preferirlas sobre cualquier otra alternativa en el mercado. Y cuando sucede eso, una marca ha ganado a un fiel comprador leal, que le seguirá de por vida, claro, si ella sigue cumpliendo en la mente del consumidor la función que este desea.

Pero a qué viene todo este desarrollo de marketing, marca, estrategias y comunicación; pues bien me puse a pensar con mi cerebro “publicista” en estos conceptos, por varios motivos y el principal es que me gustaría a mí convertirme en una marca, y como lograr que una persona se convierta en una marca, no es tarea fácil pero tampoco es imposible, todo se centra en la estrategia y el engament, un concepto relativamente nuevo que no deja de sonar, en termino simples es compromiso, es hacer que alguien se comprometa con una marca, algo así como un matrimonio, una sagrada unión entre un consumidor y una marca.

Ahora todo lo que se hace es en busca de ese santo grial.

Si bien hay muchas personas que se toman en serio esto de las marcas, y viven en función de ellas, también hay que decir que hay una gran corriente de personas que reniega de ellas, ya saben, personalidades onda hippie, utópicas o incluso revolucionarias que afirman que no se dejan influenciar por las marcas y la percepción que ellas generan en nuestra mente, así fue como pase dos horas alegando con Yaleb, quien aseguraba que las marcas le dan igual, pero de alguna forma esa es una falacia, digo, las marcas gastan millones de dólares “enamorándonos”, eso es algo que no pasa desapercibido, pero claro, el que nos comprometamos o prefiramos una marca, no significa que la marca se convierta en nosotros, EL PUNTO DE YALEB.

En eso concuerdo, no se trata de que tú o yo nos convirtamos en una extensión de una marca, no, no se trata de perder nuestra identidad y ser un ente consumista; pero no hay que negar que el efecto que tienen las marcas sobre nosotros es poderoso, sugestivo y muy irresistible.

Y el otro día me percate de ello, mientras estaba esperando a que comenzará la clase de combate, mientras dos señores, ya entrados en los cuarenta hablaban de mí, era obvio porque me estaban señalando, fue en ese momento cuando captaron mi atención y me puse a escuchar lo que decían. No hablaban de mí, hablaban de mi iPod Shuffle, sí, mi viejo iPod que compre hace un año (por cierto curioso, pero ahora la tecnología con un año se vuelve prehistórica), pero que era lo que decían de mi iPod, ah pues que el señor se había comprado uno igual en el centro y por $60.00, en ese momento me hicieron indignar y entre como en una especie de furia por semejante abominación y comparación, no entendía como alguien en su sano juicio podía comparar mi iPod original con una baratija del centro, wey hello me costó $1,600.00, mientras que a ti te costo $60, hay un mar de diferencia.

Cómo se atrevían a decir semejante barbaridad, es más, estaba a punto de intervenir y hacer la aclaración de que esto era un iPod de Apple que venía con el iTunes.

Pero entonces pensé, porque haría eso, no hablan conmigo, no es de mi incumbencia y por qué defendería a la marca, y entonces me puse a pensar en cómo nos afectan las marcas y como nos percibimos gracias a ellas, así que todos esos millones de dólares para lograr engament y lealtad, por lo menos conmigo funcionaron y nunca preferiría una copia de un iPod, sin importar que cueste $60.00

Yes

Bloguera de hueso colorado desde el 2008. Porqué siempre hay algo que decir yes@elblogdeyes.com

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