Las apariencias engañan
No hay cosa más cierta, real y verídica que ese antiquísimo dicho popular, las apariencias engañan, y sin embargo y aun sabiendo que nos engañan, terminamos por dejarnos guiar por lo que nuestros ojos ven y nuestros juicios de valor o tal vez prejuicios nos dicen sobre las cosas, las personas, las situaciones y la vida. Sin importar cuan conscientes seamos de que es un engaño, porque normalmente lo que vemos suele ser una ilusión, algo creado y fabricado para influir en los demás.
Sabiendo eso, entonces como que deberíamos pasar más de unos segundos conociendo dicho tema, persona o situación; para de esa manera evitar que una apariencia, una fachada o una portada pueda engañarnos. De hecho, lo sabemos y nos repetimos como pericos, sin razonar, eso de las ilusiones y engaños que puede generar una apariencia; sin embargo de forma práctica, olvidamos todo eso y dejamos que nos influencie algo que vimos en solo unos segundos.
Ahora, yo sé, eso es preocupante; pero lo es aún más, saber, que permitimos que esas percepciones sean las que nos digan cómo actuar, como comportarnos o como relacionarnos con los demás. Repito, lo sé, suena muy neurótico; pero en la actualidad seguimos haciéndolo y sin mucha importancia, dejamos que la apariencia de algo o alguien nos engañe, lo sabemos y lo peor es que nos permitimos caer en ese engaño o truco de la mente, en el que algo brilloso o hasta la apariencia de una persona nos hace comportarnos de una manera determinada.
Eso es aberrante para este momento de nuestra evolución social, y como aceptamos los roles, prejuicios y paradigmas; no obstante y sin importar cuanto nos decimos que el contenido de algo es lo que importa, que las apariencias engañan, seguimos pensando en otros viejos dichos que contrarrestan esa filosofía y ondas al estilo:
Como te ven te tratan
La primera apariencia es la que importa y no se olvida
Basándonos en eso, cualquier persona que no tenga el protocolo ideal de vestimenta y comportamiento que se espera de su edad, generó, condición social y hasta raza; cuando eso pasa normalmente rechazamos a esas personas.
Porque nos dejamos guiar por las apariencias y los estereotipos, los prejuicios, los paradigmas sociales y el statu quo de las cosas; y aun sabiendo que está mal, lo hacemos, sin importar nuestro grado de desarrollo o evolución.
Y el otro día pude constatarlo y mientras caminaba y un tipo de mala finta, ya sabes, con un look de “pandillero”, estaba recargado en un pilar, en ese momento sentí miedo y ganas de evitar a ese tipo que algo sacaba de su chamarra; en ese momento pensé que algo malo iba a hacer ya que no tenía buena pinta y estaba muy sospechoso sacando algo de su bolsillo y unos segundos después ese “vago” saco su nesquik de chocolate y se puso a desayunar.
Las apariencias engañan y lo peor es que lo sabemos y aun así nos dejamos engañar.
Personas diferentes a nosotros, con tatuajes, perforaciones, otra ropa no deberían ser sinonimos de malas personas y viceversa, personas bien vestidas no significa buenas intenciones.