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La vida es irónica

Es raro eso de cómo funciona la vida o como el universo te manda lecciones, es más, muchas veces ni siquiera son lecciones, más bien parecen lejos de lecciones, bromitas pesadas de alguien sin mucho que hacer.

La vida, definirla, es un proceso difícil, más bien sería mucho más fácil decir que no es la vida, o que es: irónica, rara, sarcástica, sorprendente, bizarra, extraña, cotidiana, común.

Lo único que nos queda es sorprendernos con los retos que nos envía día a día o cada minuto. Sin embargo, nunca dejaré de pensar en lo irónica y sarcástica que puede llegar a ser esta Señora caprichosa; si la suerte es perra, la vida es irónica es lo único que debemos recordar, además de disfrutarla cada minuto.

Y no es que esta conclusión mía sea la revelación filosófica moderna de la década, nunca dije eso. Solo digo de forma sorprendida que cuando tú podías imaginar que nada te sorprendería la vida te demuestra que sí; eso se me hace muy irónico.

Rayos porque la estúpida vida es irónica y sarcástica, digo, por qué no es buena onda, fácil y simple. Por qué no simplemente nos hace la vida fácil y se deja de complicaciones y juegos raros, sin enigmas ni investigaciones extra especiales.

A poco no les ha pasado a ustedes qué, digamos por fines de un ejemplo, supongamos que ustedes les gustan mucho, las pasas con chocolate. Les gustan tanto y para todo, que siempre las comen y nunca se hartan, nunca, son tan ricas que es imposible hartarse.

Bueno, ese fue un ejemplo absurdo y muy idiota, voy a replantear el formulamiento.

Supongamos que ustedes están un día viernes buscando la chamarra de la buena suerte, bueno, dejen ese cliché, olviden lo de la chamarra de la buena suerte, están buscando una chamarra muy bonita que los hace lucir guapísimos, ese ejemplo tampoco sirve para esto, mmmm, supongamos que toda la semana estuvo tirada una sudadera gris casualona.
Estuvo aventada en la cama, luego la viste en el piso, la recogiste y la pusiste en el sillón, el miércoles tu hermano se la puso y la colgó en las chamarras y el viernes piensas, me la voy a poner está padre y es casual, si me la voy a poner, pero entonces la chamarra no aparece en ningún lado.

La viste toda la estúpida semana, te envió señales subliminales, te hizo ojitos y simplemente no se te antojaba, pero cuando tu única fijación mental es ponerte esa chamarra que no usaste por un año, tú quieres ponerte esa maldita chamarra cueste lo que cueste y destruyas lo que destruyas para encontrar la chamarra perdida en la dimensión desconocida.
Maldita ironía, cuando estaba no la querías, cuando la quieres la secuestraron los alienígenas.

Y lo peor preguntas a todos y nadie te da señales de su paradero o peor aún te salen con respuestas bien desesperantes:

Tú: oye viste la sudadera gris
Hermano: ¿la sudadera gris con rayitas blancas?
Tú: sí
Hermano: la que estaba aventada en el sillón
Tú: sí
Hermano: la que me puse el martes, no creo que no fue el martes, sino el miércoles, mmmm, no me acuerdo
Tú: sí, esa sudadera
Hermano: no, la verdad no sé, pregúntale a mi mamá

Malditas lecciones irónicas de la vida que no enseñan nada y solo nos llenan de frustraciones, por favor, si yo quisiera aprender algo prendería la televisión en NatGeo o lo buscaba en la Wikipedia.

Gracias, vida, por ser irónica.
Eso fue un sarcasmo por si no te diste cuenta.

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