Filosofando

La inocencia de los niños

Hay pocas cosas en este mundo que todavía son puras, genuinas, libres de corrupción y escepticismo; si tuviera que enlistarlas podría pasar horas filosofando y debatiendo conmigo misma sobre dicha lista y la única de la cual no tengo dudas, es la inocencia de los niños.

Esa capacidad real de asombro y confianza que ellos tienen para con todo y todos es sorprendente y es que estos días su inocencia o será más bien credulidad son más tangibles que nunca, son tan reales que se contagian como una enfermedad viral.

Yo realmente envidio su capacidad de confianza, esa capacidad genuina o tal vez mágica sea la palabra que busco, de creer que todo irá bien de confiar en los demás y pensar que solo basta con desearlo e intentarlo para conseguirlo, es algo que admiro en todos los niños. Será que dicha ingenuidad es reflejo de una mente candida e inocente ó más bien es sinónimo de una mente inexperimentada que no ha sufrido las constantes batalles victorias/derrotas de la mente y el alma.

Pero ¿Por qué se pierde esta inocencia?, una respuesta lógica nos conduciría al principio de conservación y supervivencia que nos permita llegar a una etapa adulta un poco amargada y dura, llena de experiencias y aprendizajes que nos enseñaron de la manera difícil que la inocencia tiene un precio alto que no siempre estaremos dispuestos a pagar. Ya lo decía Oscar Wilde “La experiencia no tiene valor ético alguno. Es simplemente el nombre que damos a nuestros errores.”

La pregunta a estas alturas después de haber aprendido de nuestros errores y descubierto muchas cosas ¿Estarías dispuesto a pagar este alto precio?, un precio que muchas veces sería decepcionante y otras pocas enormemente gratificante, serías capaz de soportar mil hieles por descubrir una miel.

Yo diría que en mi caso es una respuesta afirmativa, yo daría todo por ese regalo que nunca jamás consideraría maldición, el poder creer y sorprenderme con la vida, con las personas le da un sabor muy especial a la vida otra perspectiva, aunque algunas veces signifique una decepción “La vida no es el número de veces que respiramos, sino los momentos que nos quitan el aliento”.

Vivir como niño con las sabidurías de un adulto, es contradictorio e inclusive irreal; pero les aseguro que intentándolo puede conseguirse y vivir de una manera maravillosa y feliz. Claro, conlleva peligros interesantes de todo tipo y hay que vivir encomendándose a un ser superior, pero vale la pena arriesgarse a vivir.

Yes

Bloguera de hueso colorado desde el 2008. Porqué siempre hay algo que decir yes@elblogdeyes.com

8 comentarios en "La inocencia de los niños"

  • Muy buen post, yo pienso que la inocencia de los niños, unos las siguen teniendo, se llama optimismo, idealismo o cualquier otra palabra que la gente diga como cumplido pero con este tonito en la voz que revela condescendencia.

    Ahora no estoy tan seguro como tu de que te arriesgarias tan facilmente, creo que el miedo es lo que nos impide tomar este riesgo, el miedo a ser infeliz… pero hay que ser infeliz varias veces antes de ser feliz creeme se de que hablo

    Por ultimo, te dire que yo pretendo vivir como adulto con la inocencia de un niño (no para todo obvio, la vida me ha pervertido) pero sigo teniendo esta ingenuidad, algunos diran locura que me define y que hace de mi un idea lista.

    Pero como bien sabes, la gente que esta tan loca para pensar que puede cambiar al mundo es quien lo logra.

  • Es el miedo ha ser infeliz, cierto, lo que uno no se da cuenta es que ya es infeliz, medio viviendo.

  • Bien dicen que nunca debemos perder el corazon de niño, pues es ello lo que nos hace llegar a nuevas y grandes metas.

  • La vida tiene sus riesgos, entre los cuales se va perdiendo poco a poco esa inocencia infantil, el chiste es buscar mantenerla lo mas intacta posible no dejando que los errores y los malos momentos nos limiten

  • La mirada de un niño es más realista y sincera, sin los prejuicios de la experiencia, por eso vale no perder esa sensibilidad infantil porque, si desde nuestros años recorridos, mirados nuestra entorno lo haremos con más humanismo y evitaremos tantas contradicciones. Sigámonos sorprendiendo, que eso ayuda mucho a la creatividad.

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