Cuándo te das cuenta que la gente está bien estúpida
A lo largo de nuestra vida, hay momentos que nos hacen volver la vista hacia nuestra entorno y pensar: “¿Qué rayos está pasando aquí?” Es como si de repente la gente está bien estúpida y te preguntas si te has metido en un episodio de una comedia en lugar de estar en la realidad. Hay situaciones cotidianas que hacen que nuestras cejas se levanten y que nos duden de la cordura del universo. Vamos a explorar algunos de esos momentos hilarantes que nos hacen notar la gente está bien estúpida.
Las interacciones en redes sociales
Hoy en día, las redes sociales son el circo moderno donde la gente muestra sus talentos (o la falta de ellos) a gran escala. En algún momento, todos hemos visto comentarios que nos hacen preguntarnos si la gente está bien estúpida. Imagina una imagen de un animal adorable, tal vez un cachorro, y la gente empieza a discutir si ese animal es un perro o un lobo. “Claro que es un lobo, el perro es solo un mito”, dice un usuario mientras otros lo respaldan. En esos momentos, es innegable que la humanidad parece haber perdido el rumbo.
Lo peor es que en lugar de que esos comentarios se silencien, ¡se multiplican! Cada vez que alguien le responde con lógica, el hilo de comentarios se vuelve más divertido, hasta que terminas preguntándote quién necesita un terapeuta aquí, si ellos o tú por estar observando.
Compras en línea: la aventura moderna
Otro espectáculo digno de ver es el mundo de las compras en línea. Hay quienes compran un producto sin leer la descripción, y después deciden dejar una reseña como si fueran jueces de un concurso de talentos. “Pedí una camiseta de algodón y vino un plástico que me irrita la piel”. Claro, porque leer la descripción que decía “100% poliéster” es demasiado trabajo. O cuando alguien pide un zapato de una talla y luego se queja de que “no le queda bien”. ¿Puede la gente está bien estúpida hacerlo más obvio?
Es aquí donde uno se da cuenta que existe un grupo selecto que se dedica a convertir la experiencia de compra en un espectáculo de comedia. Te puedes reír de lo absurdo, pero también reflexionas sobre la falta de atención. Al menos con un poco de humor podemos soportar estos momentos.
Conversaciones en público
No hay nada como esas conversaciones en público que te hacen detenerte y pensar que la gente está bien estúpida. ¿Te ha pasado que estás en una cafetería y escuchas a alguien hablando con tal seguridad de un tema que, como ser humano con acceso a Google, sabes que está equivocado? “Sí, claro, la Tierra es plana y está sostenida por tortugas”, dice alguien mientras sus amigos asienten, como si tuvieran un pacto de ignorancia. Momentos como este son un recordatorio perfecto de que, en ocasiones, la lógica está de vacaciones en una isla tropical.
Ya sabes que esos son los mismos amigos que te envían “videos informativos” sobre teorías conspirativas. Quizás sí, quizás no, pero el sabor de la risa se sirve mejor cuando se comparte.
La vida diaria y sus sorpresas
Finalmente, llegamos a la parte más divertida: la vida diaria. Un día probablemente estás distraído en el supermercado y ves a alguien intentado “abrir” una caja de alimentos congelados, pero parece que no se puede. En ese exasperante momento, es difícil no pensar que la gente está bien estúpida, cuando tan solo está claro que a la caja se le podría abrir de otra manera. Aunque, tú también te distraes de repente y, a veces, el modo en que resolvemos situaciones a lo “Charlie Chaplin” hace que nuestro día sea brillante.
De repente, esa gente que parece ser inocente en su confusión, se convierte en una especie de variación de comedia. Nos enseña que hay dos tipos de estúpidos: los que lo hacen a propósito y los que simplemente no prestan atención.
La vida está llena de momentos absurdos que nos recuerdan que, aunque todos tropezamos de vez en cuando, es mejor reírse que llorar. Al final del día, todos somos parte de la misma comedia, solo que algunos tienen más talento en ser hilarantemente torpes. Y mientras la gente está bien estúpida, a nosotros nos toca divertirnos y disfrutar de la tragicomedia de la vida. ¡Así es como se vive!