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La Cañada de las Vírgenes ¿Te atreverías a buscarla?

Michoacán está lleno de tradiciones, gastronomía y cultura, pero en sus rincones, también se esconden las historias más increíbles, las cuales, con el paso del tiempo se han convertido en leyendas dignas de contar como la leyenda de La Cañada de las Vírgenes.

En los alrededores del municipio de Uruapan, escondido en los rincones de la Sierra Madre Occidental, existió un estanque de aguas cristalinas y peces dorados. Cuenta la leyenda que en el fondo había almas atrapadas, las cuales esperaban la oportunidad de ahogar a aquel que entrara en sus aguas.

La historia que envuelve a este lugar se remonta a la época prehispánica, cuando los mexicas que habitaban los alrededores de esta región, realizaban ahí, sacrificios a sus dioses. Elegían siempre a muchachas hermosas y vírgenes, a quienes recostaban sobre una cama de piedra a la orilla del manantial y les arrancaban el corazón. Se cuenta que las almas de estas mujeres quedaron atrapadas en el fondo de esta cañada, y toda persona que se introduzca, es ahogada.

“A los hombres que entran, las vírgenes les jalan los pies”

Por ahí del año 1975, llegó a Michoacán un trabajador del gobierno borbónico, Carlos de Labastida, debido a los rumores de que en la región se sembraba tabaco, lo cual, era ilegal para las leyes españolas. Labastida se dedicó a recorrer todas las zonas donde el clima propiciara el crecimiento de esta planta prohibida, sin embargo, no encontró nada.

Casi al concluir su recorrido por la zona montañosa, Carlos se topó con la Cañada de las Vírgenes, la cual, por su belleza, decidió adentrarse en las aguas del cristalino estanque junto con su hijo Ignacio, quien también formaba parte de la expedición.

Tres hombres más que los acompañaban, se quedaron observando fuera del estanque, de pronto los Labastida comenzaron a hundirse jalados por muchas manos. En el fondo, las vírgenes llenaron de besos y caricias a Carlos e Ignacio, las almas de las mujeres deseaban satisfacer los deseos de sus cuerpos sin corazón, pero no podían hacerlo con vivos, así que les propusieron un trato: la vida de los tres hombres que estaban en la superficie, a cambio de las suyas. Los hombres debían llegar al fondo del estanque sin que les latiera el corazón, y para ello, debían sacárselo con las tres piedras de la superficie.

Días después de este suceso, Carlos de Labastida partió hacia Valladolid (hoy Morelia), sin despedirse de nadie en Uruapan. Posteriormente regresó a la Ciudad de México para presentar su renuncia al gobierno español por motivos de salud. Don Carlos se dirigió al puerto de Veracruz para embarcarse con rumbo a su natal Cuenca, España donde decidió recluirse en un monasterio junto a su hijo Ignacio.

Muchos años después, la Cañada de las Vírgenes seguía hermosa, sin embargo, algo había cambiado. Un buen día, un campesino de la región cayó por accidente al estanque y pudo salir de él ayudándose de una cuerda, nadie le jalo los pies. El hombre lo consideró un milagro, así que llevo a un cura para que bendijera el agua, mismo que ordenó que las tres piedras a la orilla del estanque fueran arrojadas al fondo.

A pesar de dicho episodio, los pobladores no se atrevían a bañarse en la cañada, y menos, cuando encontraron el cuerpo de un hombre colgado de una rama. Se trataba de Ignacio Labastida, quien regresó hasta aquel sitio para pagar sus culpas.

Actualmente se desconoce la ubicación exacta de esta cañada, sin embargo, de acuerdo con la leyenda se localiza en Uruapan, municipio que cuenta con uno de los centros recreativos más famosos del estado, el cual genera importantes servicios de conservación de especies, hablamos del Parque Nacional Barranca de Cupatitzio. Otro imperdible en la localidad michoacana es el Tianguis Artesanal, el cual, reúne en un solo sitio a artesanos de la entidad, en lo que se considera el evento más importante del estado. Y si de comida se trata, no dejes de probar las tradicionales corundas y uchepos, famosos en todo Michoacán, pero originarios de Uruapan.

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