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Hay que vivir un día a la vez

Creo que ese es el secreto, aún no descubro el secreto de que, por cierto, pero si hay una regla para vivir esta vida es y debería ser, vivir un día a la vez, sin prisas, sin complicaciones, sin presiones, sin esperar algo, solo vivir un día a la vez.

Ahora, esta premisa de vivir el momento, no es del todo nueva y no creo estar reinventando la rueda ni nada parecido; pero si bien sabemos que la vida es aquí, que es ahora y qué hay que estar atento a lo que está frente a nuestros ojos, siempre terminamos perdiendonos en el gran panorama general.

Chistoso no, siempre se nos culpa de no ver la gran foto, y perdernos en los detalles; pero ahora creo que es al revés y nos enfocamos en lo general, en la meta, en el destino y no en el viaje y eso puede ser profundamente abrumador.

De esas veces que, ver con gran claridad a dónde quieres llegar puede ser un gran peso, porque vemos a la distancia y muy lejos un gran objetivo, y perdemos de vista que a ese lugar se llega un paso a la vez, y que una gran meta es la culminación de muchos pequeños logros.

Por eso, en lugar de agobiarnos pensando en lo que queremos lograr, en conquistar al mundo, en vez de eso, hay que ir un paso a la vez, viviendo cada día, terminando cada quest y cada reto.

Además, creo que nos estamos perdiendo pensando en el destino, en el final del viaje, cuando realmente lo que importa o termina siendo importante, es el viaje, el trayecto con sus aventuras y desventuras con sus sinsabores y todo aquello que hace que vivir sea una experiencia que no te quieras perder.

Creo que ese es el punto, nos perdemos buscando la felicidad, cuando ese momento, eso que llamamos felicidad es un breve periodo de tiempo, ese momento que nos alegra el corazón y nos hace entender que la vida se vive un día a la vez, olvidándose de las grandes tareas que enfrentamos y cada día hay que vivir intensamente y avanzar un paso a la vez.

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