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Expectativas

Aaaaaaaahhhhhhh, las expectativas un tema que da mucho de qué hablar, este es uno de esos tópicos que podrían tener libros con muchos tomos sobre un concepto que parece tan simple, pero realmente no lo es.

Expectativas, ¡qué harías sin ellas!, pero por otro lado, de verdad, deberíamos vivir sin ellas; y es gracias a las expectativas que uno se puede volver loco esperando a que algo pase, esperando a que la realidad sea como la imaginación, como las expectativas.

Cuando comencé este artículo mi postura era una, ENCONTRADA, bien, porque lo digo, pues es gracias a las expectativas que tenemos ilusiones, es gracias a esas ilusiones que nos despertamos día a día para luchar, una lucha sin cansancio y es gracias a las expectativas que tenemos en la vida en diferentes aspectos como el amor, la familia o el trabajo, es gracias a esas expectativas que seguimos funcionando, estas son nuestro motor, son el poderoso diésel que nos hace caminar sin importar los contratiempos; pero también habría que agregar que las expectativas nos hacen sufrir de una forma poderosamente cruel.

Por un lado no podemos vivir sin expectativas, pero por otro lado tampoco podemos vivir con ellas; porque cuando no alcanzamos esas expectativas, que es prácticamente todo el tiempo, nuestro corazón sufre y perdemos un poco de esa ilusión; ese poderoso combustible que alimenta nuestra espíritu y poco a poco perder ese combustible termina convirtiéndose en un caos y desesperanza.

Creo que todos conocemos el dicho “mujeres, no se puede vivir con ellas o sin ellas”, pero siendo mujer debo decir que ese mismo dilema tengo con los hombres, yo no puedo vivir sin ellos o con ellos; pero entonces en este momento cuando estaba en un gran debate filosófico sobre las expectativos, creo que llegue a una conclusión y muy seguramente tu también, por lo menos por inferencia, y es que no se trata de vivir con o sin el sexo opuesto, o mejor dicho, no se trata de vivir con o sin tu amor, más bien el dicho debería ser universal, en vez de partir de lo particular a lo general, el dicho debería ser “expectativas, no se puede vivir sin ellas o con ellas”, así deberíamos decirnos todos.

Por qué debemos buscar chivos expiatorios o culpables externos, más bien deberíamos entender que sufrimos por culpa de nuestras expectativas, esas ilusiones tan bellas y efímeras que nos hacen soñar que todo será posible, ¡malditas expectativas que llenan nuestra cabeza de cosas que nunca pasarán, pero también alientan a nuestro corazón a avanzar!

Pero debo confesar que no me imagino una vida sin expectativas, sin sueños y sin ilusiones, que parecen ser conceptos diferentes, pero cuando los aplicas a la ecuación de la vida, descubres que son lo mismo.

Solo piensa en el montón de veces que te han roto el corazón, ahora trata de ser objetivo y trata de separar las veces en las que alguien te rompió el corazón deliberadamente y separa aquellas veces de forma honesta y trata de analizar cuantas de esas desilusiones fueron provocadas porque tenías expectativas irreales sobre alguien, y digo irreales de forma objetiva, porque cuando uno está enamorado todo aquello que se siente, es real en nosotros, pero no en los demás, los peores amores que uno sufre, son los que se idealizan, porque esas personas únicamente viven en nuestras cabezas.

No sé tú, pero yo podría decir que el 95% de mis más profundas tristezas en el amor, fueron provocadas por mis expectativas irreales en el mundo exterior, pero reales para mí, sobre el amor de alguien, sobre algo que pudiera concretarse, pero nunca lo hizo.
Supongo que siempre buscamos culpables, incluso maldecimos a las expectativas, pero sin ellas este mundo sería muy gris, no tendría caso alguno despertarme si no tuviera alguna expectativa que me hiciera moverme; pero saben que es lo mejor de las expectativas, hacerlas realidad, y no importa que de vez en cuando te rompan el corazón y por ahí se fuguen las ilusiones poco a poco, porque a la larga esas expectativas te dan más de lo que te quitan.

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