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Ese momento cuando ya no se puede postergar más la dieta

Hay un momento en la vida de todo adulto responsable, mmmm, pero que responsable, ¡que estoy diciendo!, corrijo, hay un momento en la vida de toda persona incluidas las irresponsables, inmaduras y poco preocupadas por la vida, en el que ya no se puede negar lo evidente, y la negación ya no es viable y lo único que se puede hacer es enfrentar con valentía el simple hecho de que la vida apesta y tus sueños están rotos, mmmmm, espera, ese es un punto de la vida que también se enfrenta, pero aun cuando esta frente a ti, puedes evadirlo un par de años o hasta más, nooooo, yo hablo de un hecho que no se puede postergar y llega en la vida de toda persona el momento en el que la impecable bascula te grita a la cara “gordis, bajale a las garnachas”, bueno, la verdad es que yo me imagino, y con justa razón (y adicción a las garnachas) que eso me dice mi bascula.

Lo que es un hecho innegable, es que a todos nos llega el punto en el que nuestra bascula pide ayuda, la ropa no solo nos queda sumamente justa, marcando inclusive el resorte del calzón, además de estos síntomas irrefutables de gordura, los espejos, el sentido común y el famoso índice de masa corporal, todo apunta a que uno ha llegado al límite, y ya no se puede esperar un minuto más para dejar de comer sin control y límites.

Bueno, a veces, y a pesar de que el MEMO “deja de comer” es definitivo y te llego por todos los medios posibles, incluso a veces, cuando sabes que un bocado más de comida te hará estallar, incluso sabiendo eso, sigues comiendo, obvio, porque la comida es deliciosa; pero, otra obviedad, después de lo que juras será tú ultimo atracón de comida, después de eso te das cuenta de lo que has hecho con horror.

Y es en ese punto de la vida, cuando lo descubres, como si fuera una gran revelación, lo que te hizo falta desde el 1ero de enero para cumplir tu resolución de bajar de peso, y llega ese punto en el que aceptas que la dieta ya no puede esperar para el lunes, y que ahora, en este justo y preciso momento debes empezar a comer bien.

En ese punto de la vida estoy, en esa encrucijada con un ultimátum, deja de comer mal y únete a la vida sana; no sé porque, pero también me imagino a la vida sana como una secta fanática, loca, extraña e insistente con gente que solo quiere que come jugos détox y me obsesione con el crossfit.

Bueno, peras o manzanas, tengo que comer bien.

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