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El tráfico de la Ciudad de México

Caramba, hoy me quería debrayar DE NUEVO con ustedes y platicarles todo lo que tengo en la cabeza, abusando de su confianza, claro, pero creo que esas charlas se dan recostados en un sillón con un interlocutor que te cobra $500.00 pesos la hora y no ustedes, mis amigos. Así que me voy a abstener por lo menos dos semanas de mencionar algún problema-mental/queja/consulta-psicológica y me voy a buscar un buen loquero, solo espero que no me haga normal.
Lo estuve pensando por un par de minutos, convertirme en una persona normal YO, y ser como todos los demás. Suena bonito e inclusive es apetitoso llevar una vida estándar, pero, luego, pensé que tendría que sacrificar un poco de mi extravagancia, excentricismo y mi extraña personalidad soñadora, y mi instinto me insulto por pensar en semejante abominación.

MMMM, ya empecé

Creo que no hay nada que un buen pellizco NO solucione y por supuesto está en dejar de pensar idioteces. Ah, y para dejar de pensar idioteces les comparto una solución simple y práctica para no agobiarse con misterios sin resolver. Este secreto se los doy, confiando en que van a ser sabios y discretos, la clave para acallar la mente NO ES LA MEDITACIÓN o el análisis, la clave es tener un playlist de 3 canciones, sí, 3 canciones que te hagan tan feliz que bailas de gusto sin importarte que no tienes ritmo y ya se juntaron 6 personas para ver como haces el ridículo. Sí tienes esas canciones, ya la hiciste, esas 3 canciones te van a salvar de pensar y solucionar tu problema, ahora nomas súbele al máximo y disfruta durante 5 días de una terapia de shock musical feliz y el día 6 veras que olvidaste todo y no aprendiste nada.

Ok, ya con la breve intro que no tiene nada que ver, sigamos con lo de hoy.

El tráfico, bendito tráfico, una herramienta útil que la vida moderna nos regaló. Para leer un buen libro, para sostener una conversación vía chat, para consultar un contenido en línea, escuchar la música de la radio o para los más masoquistas escuchar las noticias. Sí, el tráfico, es lo mejor de vivir en la ciudad, porque con él podemos conocer en plan turista toda la ciudad, mirar personas y autos por la ventana, no hay actividad más recreativa que estar 3 horas bajo el sol avanzando a 30km por hora en el Viaducto con la angustia de llegar tarde al trabajo o a una entrevista o reunión.

Que sería de la vida sin la emoción que nos causa un viaje por la ciudad de México, que haríamos con el tiempo extra si no existiera el tráfico, seríamos unos ociosos buscando la forma de inventarnos el tráfico y matar el tiempo.

Por Dios que digo, estoy drogada o estar estacionada bajo el sol en periférico me deterioro aún más mi cabeza. El tráfico de la ciudad de México es cada minuto más insoportable que el anterior, no tengo la menor idea si esto sea una enfermedad del tipo zombie que se contagia con los autos, o es que nuestra ciudad llena de hoyos, reparaciones, calles cerradas o días que empeoran conforme pasa el tiempo.

No sé que sea, pero estar en medio de un embotellamiento saca lo peor de una persona, porque no se puede hacer nada más que esperar, tal vez sea esa espera ó las ansias por llegar a algún lado las que nos atormentan implacablemente. Traducción moderna, gente histérica pegada al claxon haciendo más “divertida y emocionante” la espera.

Pero esa es nuestra cruz, tenemos que aguantar con la cabeza en alto después de todo existen cosas peores, solo nos queda salir 2 horas y 15 minutos antes para recorrer un trayecto de miserables y largos 9 kilómetros.

Una vez resignados a vivir con el tráfico y tomar nuestras precauciones de salir temprano, surge otro problema o es una maldición mía, NO, no lo creo, seguro te pasa a ti también. Y es que son las matemáticas del diablo o llego 15 minutos temprano o 30 minutos tarde y en ambos casos me miran tremendamente feo. Ya sea por ser una persona sin nada que hacer, por lo que llega 15 temprano, o ser tremendamente desconsiderada con el tiempo de las personas y llegar 30 minutos tarde. Sea cual sea el caso, me terminan viendo feo con una mirada fulminante.

¿Qué hago, llego 15 minutos antes o 30 tarde?
Desafortunadamente, para mí me parece incomprensible dejar a una persona esperando, así que con la pena llegará 15 minutos antes, aunque me dejen esperando o me vean feo.

Otra solución para evitar el tráfico, burlar a los que están atorados y llegar exactamente puntual sería usar el metro de nuestra querida ciudad, lo malo, es que en ciertas horas su uso es irreal y nada recomendado para nadie. Aunque tal vez, si alguien inventara los teletransportadores ya no habría problemas, de que hablo eso es una locura más mía. La solución está en tener contactos “remotos vía internet” con los demás, desde conversaciones con chat, teleconferencias y cartas mail, aunque le quiten lo divertido a la interacción humana.

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