Amor y Sexualidad

El príncipe azul se destiñe a la primer lavada

Escrito por Martina Larrota

Martina sólo quiere andar en botas, trepar árboles, que su vestido no sea rosa y andar sin corona todo el día.
Había una vez una princesa que le preguntó a su galán si quería casarse con ella. Él dijo: «No». Y la princesa vivió feliz para siempre, sin lavar, sin cocinar, sin planchar para nadie, saliendo con sus amigas, tirándose al que se le daba la gana, gastando su dinero en sí misma y sin trabajar para ninguno”. FIN.
De esta manera doy inicio a mi primer post, basándome en el título que dio a su libro la escritora Maria José Martinez.

Ya no deberíamos estar en la generación en la que seguimos creyendo cuentos, aun así quedan las que prefieren seguir cinéfilas que vivir drogadas en la realidad.
No tan lejos de la realidad, en algún punto nuestra vida se convirtió en un cuento; un cuento donde con tal de casar marido, una al principio siempre les aparenta que se acuesta juiciosa a las 12:00 como la Cenicienta, que vive arreglada de blower como Rapunzel y sobre todo la inocencia y la ingenuidad de Alicia en el país de las maravillas.

Ser cinéfila conlleva a un problema del que nadie habla. En las películas las historias de amor empiezan con una anécdota, siempre es amor a primera vista. En la realidad terminas involucrada con el tipo que conociste en el bar y no precisamente por amor terminaste en su cama.

El amor entra por los oídos y las cosas no parecen haber cambiado mucho de aquellos tiempos cuando eras niña y suspirábamos y nos enamorábamos de las historias y cada cuento con su final feliz.
Ahora la realidad no es tan distinta, solo que a diferencia de estar en un castillo esperando ser rescatadas por el increíble príncipe azul en su majestuoso corcel blanco, nos aburrimos y salimos de cacería a rescatarlo de las garras de cualquier loba en un bar. Como en los cuentos de hadas no puede faltar el gran baile, pues los tiempos han cambiado y a cambio de vals a los mejores movimientos al song del reggaetón; oh la fantasía, que hermosos son los cuentos de hadas.

Pero él, el príncipe azul, no te dice que eres la mujer más linda, te dirá que andas muy chula y bailas fenomenal.

¿Que podríamos esperar si el soundtrac es solo para la ficción y en la vida real una declaración de amor con mucho poema da más a parecer más psicópata que un romántico?

Ahora el príncipe azul peca jurando amor para toda la vida y nosotras pecamos de ingenuas creyéndolo, pero claro, ¿cómo no creer? si nos acostumbraron de pequeñas a creer en la fantasía, los castillos y coronas, a el príncipe azul y la magia del amor; tanto así que creemos que podemos encontrar nuestra historia de amor hasta en el interior de un paquete de papas, pero eso nunca pasa.

La realidad nunca parece ser suficientemente buena al lado de la ficción y la fantasía, sin darnos cuenta terminamos durmiendo con el enemigo. Las películas arruinan el 80% de los noviazgos con algo simple que actualmente se conoce como convivencia, donde en la realidad el día a día es adrenalina neta.

Básicamente mi historia se resume en que llegas a un punto y te das cuenta que a los 20 podías pasar horas y horas hablando del tipo que te gusta y el amor que se prometen, pero a los 30 te da desgana hacerlo.

Si la hiciste bien, a los 30 no pierdes tiempo hablando pavadas con tus amigas y si la hiciste mal es porque te casaste y tuviste un montón de hijos.

Para quienes digan que no quiero crecer simple responderé “¡Pero qué bien la estoy pasando!”