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¿El cliente siempre tiene la razón?

Error, el cliente nunca sabe lo que quiere, quiere pagar 3 pesos por un coche esperando un Ferrari cuando el precio solo cubre un vocho, esa es la queja de todos los diseñadores, programadores o profesionales que están en áreas de diseño, comunicación o marketing. La cosa más común del mundo, toparte con un cliente exigente que te hará sufrir de mil maneras, no solo para pagarte, oh no, tiene que hacer tu vida miserable en todo momento y entre más dolor sientas, molestias, náuseas el será más feliz.

Aunque pensándolo bien eso pasa en todas las áreas y no solo a los diseñadores, noooooooo, por favor pregúntele a las personas que están en atención a clientes de cualquier empresa o centro de servicios, para darte cuenta que clientes odiosos QUE NUNCA TIENEN LA RAZÓN ABUNDAN.

Es más, este es un mal tan horrible que puede infectar incluso a la mente más noble y hermosa, haciendo que cualquiera se porte como un patán o una desgraciada con el mesero que está en entrenamiento, pero el que hayas tenido un mal día, estés infectado por este virus o simplemente seas un cretino, no te da derecho a agredir a nadie en un trabajo.

No por el viejo adagio de ventas “el cliente siempre tiene la razón” los demás tienen que soportar malos tratos o actividades que a veces raya en lo humillante, solo porque haces tu trabajo. Supongo que ante todo la cordialidad, pero exigir respeto de los demás, si nunca lo haces, nadie te tomará en serio.

Además es un hecho bien sabido que el cliente es un imbécil que nunca sabe lo que quiere o necesita, NUNCA, ese es un hecho innegable; pero a veces y más en el trabajo uno no puede decidir con quién trabajar y con quien no, pero si se seleccionará mejor a los clientes creo que las empresas mexicanas serían más productivas.

La verdad es que por mi estabilidad mental y salud física eso de aguantar clientes pesados es algo que no pienso tolerar, como diría Gordon Ramsay fuck you y fuera de mi cocina, en este caso fuera de mi despacho.

Es más a todas aquellas personas nefastas de mi vida les diré el mismo adagio, algunos de manera más polite que a otros, pero es momento de echar de mi cocina a las personas que no saben lo que quieren de mí.

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