El arte de postergar las cosas
¡Ah, la procrastinación! Ese arte exclusivo que todos dominamos y que convertimos en una verdadera forma de vida. ¿Quién no ha sentido esa irresistible tentación de dejar las cosas para mañana? Procrastinar parece ser un pasatiempo universal: desde estudiantes correteando tareas hasta profesionales evadiendo esos informes que tienen el mismo nivel de atracción que ver pintura secarse. Pero, ¿realmente deberíamos seguir cultivando esta habilidad de postergar las cosas?
¿Por qué postergamos las cosas?
Imagina una tarde tranquila, el sol iluminando tu habitación, y de repente, decides que es el momento perfecto para limpiar tu closet. Pero antes, necesitas revisar tu cuenta de Instagram. Luego, te das cuenta que no has visto ese video de gatos que todos tus amigos han compartido. En un abrir y cerrar de ojos, la tarde se ha ido y esos zapatos en el fondo del closet siguen sin ser organizados.
Las razones por las que postergar las cosas se ha convertido en un arte tan popular son bastante comprensibles. Primero, tenemos la falta de motivación; esa sensación de que lo que tienes que hacer es más aburrido que ver cómo crece la hierba. También hay un deseo intrínseco de evitar el estrés. Después de todo, enfrentar una tarea puede ser más complicado que encontrar a Wally en su libro.
La cultura de la procrastinación
La cultura de la procrastinación es todo un fenómeno. Vivimos en un mundo lleno de distracciones, desde series maratónicas hasta ese sinfín de notificaciones en nuestro teléfono. Le decimos a nuestra mente: “Solo voy a ver un capítulo”… y ya pasaron tres horas. O, “Voy a checar mi correo rapidísimo”, y terminamos metidos en un agujero de enlaces y correos que nunca pensábamos leer.
No sólo procrastinamos por la desconexión entre el deber y el placer, sino que también nos sentimos acompañados en este viaje. Las redes sociales son una especie de refugio, donde todos comparten sus batallas contra la procrastinación. Podemos sentir esa camaradería en las publicaciones que dicen: “No soy perezoso, solo estoy en modo ahorro de energía”.
Estrategias para dejar de postergar las cosas
Así que, si estás listo para dejar a un lado este arte maestro de postergar las cosas, aquí van unas estrategias que te ayudarán a combatir esta nociva pero divertida tendencia:
- Divide y vencerás: En lugar de ver una tarea gigante, divídela en pasos más pequeños. Si piensas en escribir un informe, comienza con una simple lluvia de ideas.
- Crea un ambiente único: A veces, todo lo que necesitas es un cambio de escenario. Busca un lugar diferente donde puedas concentrarte… ¡una cafetería, tu jardín o el sillón más cómodo de tu casa!
- Usa temporizadores: Establece un temporizador de 25 minutos y trabaja hasta que suene. Luego disfruta de un pequeño descanso, como si fuera una recompensa por no haber sucumbido a la tentación de ver videos de gatos.
- Sé amable contigo mismo: La presión no siempre ayuda. Recuerda que todos procrastinamos, así que no te castigues. ¡Mejor ríete de ello!
A pesar de que de vez en cuando postergar las cosas puede parecer la opción más divertida, recuerda que también puedes encontrar alegría en completar esas tareas que parecen montañas. La cultura de la procrastinación está aquí para quedarse, pero con las estrategias adecuadas, podemos aprender a manejarla, y quizás, convertida en una aliada en lugar de una enemiga. Así que la próxima vez que pienses en dejar algo para mañana, pregúntate: ¿realmente es necesario, o podría disfrutar de la satisfacción de tachar algo de mi lista hoy mismo? ¡Dale un abrazo a la acción y deja que la procrastinación sea solo un ícono del pasado!