Ícono del sitio El Blog de Yes

El arte de abandonar las cosas

En la actualidad para muchos es un arte abandonar las cosas, si bien antes solo se abandonaban las cosas así sin aviso, sin debate interno, ahora para hacer esto hay estilo, hay técnica y por supuesto un montón de excusas que uno se repite para no sentirse mal cuando se está abandonando o renunciando a algo. Dirían por ahí, chaquetas mentales para no sentirte mal por desertar algo; pero el hacer eso, el permitirnos abandonar las cosas, el hacer de eso un arte, lo único que ha logrado en la actualidad es que renunciamos a las cosas sin pensarlo y en el momento en el que algo comienza a tener una complicación ligera o requiere algún tipo de esfuerzo de nuestra parte, mmmmm, como que lo pensamos y siendo tan fácil y tan artístico renunciar a todo aquello que requiera algo de energía, pues se hizo algo socialmente aceptado dejar las cosas que por unos segundos nos apasionaron, para que seguir cuando se requiere acción.

Creo que ese es el problema de creer que abandonar las cosas es un arte, antes por lo menos, solíamos aferrarnos a las cosas, a las ideas de lo que representaban las cosas y no al objeto mismo; pero eso hacía que nos aferráramos con fuerza a algo, por lo menos ese impulso que teníamos nos hacía seguir y continuar un proyecto, perseguir una idea o inclusive hasta nos aferrábamos con fuerza a una persona; pero ahora, ante el menor cambio o el más insignificante esfuerzo, simplemente declinamos y buscamos algo que nos permita seguir en nuestra zona de confort, sin esfuerzos y abandonando las cosas que nos gustaban.

Aunque bueno, tal vez esto del arte de abandonar las cosas, tiene mucho que ver con que nuestro umbral de atención por las cosas es ínfimo, y normalmente las cosas que nos apasionan, nos gustan y nos interesan, en la actualidad ese gusto dura tan poco, que rápidamente saltamos a otra cosa que pueda mantener en un nivel muy alto nuestro interés. Tal vez ahí radica la clave de porque renunciamos a las cosas y además de esfuerzo y acción, solemos olvidarnos de las cosas que nos aburren rápidamente.
Lamentablemente vivimos en la sociedad del aburrimiento, personas que no soportamos y no toleramos el aburrimiento en ningún nivel, supongo entonces que cuando un proyecto llega a la etapa de estancamiento, esa en la que no hay progresos, no hay cosas emocionantes y más bien es lo cotidiano, aburrido, lo que se vive, entonces se renuncia a las cosas, se buscan muchas excusas para pausar esas actividades y seguir buscando algo emocionante que hacer.

Puede ser que la culpa de abandonar las cosas, sea que nos hemos hecho adictos a la emoción y todos los días buscamos esa chispa, esa adrenalina que nos haga sentir vivos; pero si renunciamos a las cosas cuando son difíciles, cuando son aburridas, cuando se estancan nunca conoceremos la emoción de terminar algo.

De hecho la publicidad y marcas como Coca-Cola han tomado esto de renunciar a las cosas como un estandarte de sus mensajes publicitarios y la campaña Amarguetix habla muy bien sobre el arte de abandonar las cosas.

Si bien esa campaña resumía el arte de abandonar las cosas en ser un amargado o armaguetix, como le dicen los chilangos a las personas amargadas, obvio de cariño, creo que hay más que solo estar amargado o resentido cuando renuncias algo, cuando dejas de hacer algo que te gustaba.

Salir de la versión móvil