Ego masculino, es muy fácil herirlo
El ego masculino es más delicado que un osito de peluche recién lavado, basta una mirada, un comentario o una simple pregunta para que se sientan atacados y su ego se haga pedazos. ¿Por qué son así? ¿Será que tienen el ego hecho de cristal? Vamos a analizar este fenómeno con humor.
Ego masculino y su necesidad de aprobación constante: ¡dime que soy el mejor!
Una de las características principales del ego masculino es su necesidad de aprobación constante. Necesitan que les digas que son fuertes, inteligentes, guapos y que lo hacen todo perfecto. Si no reciben esos halagos, su “ego masculino” se siente amenazado y empiezan a actuar de forma extraña.
- Que le ganes en un videojuego: No importa si es un juego de mesa, un videojuego o un simple partido de dominó. Si le ganas, su “ego masculino” se sentirá herido y te dirá que hiciste trampa o que simplemente tuviste suerte.
- Que le pidas ayuda para abrir un frasco: Aunque tengas la fuerza de un luchador de sumo, si le pides ayuda para abrir un frasco, su “ego masculino” se sentirá inútil y te dirá que ya no hacen hombres como antes.
- Que critiques su forma de conducir: No importa si está manejando como Fernando Alonso o como un abuelito en carreta. Si criticas su forma de conducir, su “ego masculino” se sentirá atacado y te dirá que tú no sabes nada de coches.
- Que le digas que otro hombre es atractivo: Aunque Ryan Gosling esté más guapo que nunca, si le dices a tu novio que otro hombre es atractivo, su “ego masculino” se sentirá celoso y te dirá que ese tipo es un presumido y que él es mucho mejor.
El ego masculino no es malo, solo hay que saber tratarlo
Pero no todo es malo. El “ego masculino” también puede ser algo positivo. Puede motivarlos a ser mejores, a superarse a sí mismos y a proteger a sus seres queridos. Lo importante es saber cómo tratarlo y no tomarse las cosas demasiado en serio.
Al final, el “ego masculino” es parte de la naturaleza humana. Todos tenemos un “ego masculino”, aunque algunos lo tengan más inflado que otros. Lo importante es aprender a reírnos de nosotros mismos y a no tomarnos las cosas demasiado en serio.
